Cine en español al asalto de EE UU

Por primera vez en salas estadounidenses un filme latino, ‘No se aceptan devoluciones’, supera los 40 millones de dólares El público hispanohablante cotiza en Hollywood

El País, IRENE CRESPO Nueva York, 23-04-2014

“Si llegamos a los seis millones de dólares será un éxito”, le dijeron al mexicano Eugenio Derbez sobre su película No se aceptan devoluciones (Instructions not included en su estreno en EE UU) en Pantelion, la distribuidora más grande de cine hispano en Hollywood, una compañía formada por Lionsgate y el Grupo Televisa. Algo más de cuatro millones de dólares había recaudado Casa de mi padre, con Will Ferrell practicando español junto a Diego Luna y Gael García Bernal. “Los seis millones los alcanzamos en 48 horas; el primer fin de semana cerró con más de 10, nos colamos en el segundo lugar de la taquilla solo con el 10% de las salas; hicimos una media por pantalla de 26.000 dólares, cifras como Avatar o Los vengadores; y la recaudación total superó los 44 millones”, explica Derbez sobre su ópera prima como director —también la coescribió y protagonizó— que se convirtió en la película de habla hispana más taquillera de la historia de EE UU, superando a El laberinto del fauno (34,3 millones).

Derbez contesta mientras casi literalmente cierra las maletas en México. El actor y director, estrella de la televisión latinoamericana, se ha mudado a Los Ángeles a emprender una nueva etapa en su carrera y conseguir que No se aceptan devoluciones (que se estrena en España el próximo miércoles 30 de abril) no se quede en otro fenómeno puntual más.

“El vox populi de Hollywood es que los latinos son la audiencia de cine más importante del país”, dice Santiago Pozo, fundador y consejero delegado de Arenas, la primera agencia que empezó a promocionar la industria del entretenimiento entre la audiencia hispana hace 26 años. “Los latinos son el 16% de la población y compran el 27% de las entradas de cine. Es el alpha consumer del cine”.

Los datos los saben en los estudios. “Es una gran audiencia para nosotros”, dice el último Rey Midas de Hollywood, Jerry Bruckheimer, en la promoción de su thriller Líbranos del mal, convencido de que es un tipo de películas que funciona muy bien entre el público hispano y más si hay una estrella latina; en su caso, Edgar Ramírez.

La audiencia hispana es la que más ha crecido y, sin embargo, Hollywood aún no sabe cómo atacarla. Buscan una fórmula perfecta. Por eso ven a Eugenio Derbez, una estrella de la televisión también en los canales en español en EE UU, como esa “llave para entrar al mercado latino”. “Me han llegado emails de gente importante diciendo que por fin se han dado cuenta de que los latinos sí van al cine. Pero como yo digo: van siempre y cuando haya una oferta que les interese. Hay un mercado que está descuidado y que necesita películas que conecten con ellos”, dice Derbez, que atribuye el éxito de su título a que es “una historia con magia, luminosa, como La vida es bella o Cinema Paradiso, no otro drama de depresión, narcotráfico, pobreza”, que huye del cliché del latino. “Se lo dije a mis agentes estadounidenses: ‘¿Por qué tuvo éxito?’. Fue la primera vez que vieron a un latino ganador, no a un criminal. Se vieron reflejados en un buen padre, un hombre bueno, que aunque no hablara inglés triunfó”.

Lo mismo piensa Diego Luna. El actor mexicano de Y tu mamá también estrenó en marzo en EE UU (también con Pantelion) su segunda película como director, César Chávez, sobre la vida del luchador de los derechos de los campesinos latinos en los sesenta. “La comunidad latina está creciendo, cambiando y definiéndose, pero tenemos que enviar el mensaje de que queremos ser representados en una película. Se ha caído siempre en el cliché. Y hay preciosas historias en nuestra comunidad que no se han contado”, decía antes del estreno de su película, que acabó recaudando unos cinco millones de euros.

“Lo que piensa Hollywood es que los latinos no quieren verse a ellos mismos en la pantalla, que prefieren Transformers o largometrajes que no tengan que ver con ellos”, continúa Pozo. “Y lo creen porque las películas que vienen de México o España no funcionan. Sin embargo, con la de Derbez se han dado cuenta de que no es así. El problema es que esas películas no pueden competir contra esas grandes producciones con muchos más medios en marketing”.

Menos de cinco millones se gastó Pantelion en la campaña de No se aceptan devoluciones, que de nada habrían servido si no llega a ser por Derbez. “Esta es su película”, dice Paul Pressburger, CEO de la distribuidora. “Él tiene un público muy fiel y dedicó muchísimo tiempo al lanzamiento”.

Derbez lo confirma. “Hice la promoción más grande de mi carrera, la más grande que se ha hecho para cualquier película hablada en español al menos. Llevo dos décadas trabajando para esa comunidad, mis programas los ven a través de Univisión y conozco muy bien al público, sé qué les gusta. Pero no poseo el secreto. Espero tener el tino para poder seguir dándoles lo que quieren ver, y sumar otras audiencias. Deseo expandir mi carrera en EE UU y que los productores puedan expandir sus taquillas”.

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