Ángel Iriarte Arriazu delegado episcopal y director de cáritas de pamplona y tudela
"Los proyectos contra la exclusión tienen que tener caducidad; un comedor social es un fracaso de la sociedad"
Hoy 7. 500 unidades familiares, cada día con más menores, viven a costa de Cáritas. En 2013 les repartió dos millones de euros. Su director, Ángel Iriarte, pide a la Administración que posibilite crear empleo y caducidad para los planes contra la pobreza
Diario de Noticias, , 14-04-2014pamplona – Demoledor el informe de Cáritas del Estado sobre pobreza infantil. ¿Qué situación hay en Navarra?
- El informe de Cáritas Española no ha dicho nada nuevo. Son datos que cada equis tiempo venimos repitiendo. Casi todo el informe recoge estudios partiendo de los datos oficiales, son explotaciones que se hacen de la EPA, del Ministerio de Trabajo, etc, por eso nos extraña que haya levantado tanto revuelo. Respecto a Navarra, y en relación a la pobreza infantil, no tenemos estudios sociológicos pero, por la gente que atendemos, la percepción es que, conforme ha ido avanzando la crisis, cada vez estamos atendiendo más unidades familiares que tienen menores a su cargo, lo cual ya está diciendo algo.
Pues el ministro Montoro montó en cólera con el informe estatal
- Insisto en que lo denunciamos desde hace tiempo. ¿Meras estadísticas?, yo le pregunto al ministro ¿cómo puede cuantificar la pobreza…? No había motivo para decir lo que ha dicho y desde luego el equipo de Cáritas tiene un gran reconocimiento. Puede ser que fuera una rabieta.
Lleva 13 años al frente de Cáritas. ¿Cuál ha sido la evolución en la atención de necesidades?
- Hace 13 años lo que nos planteábamos en Cáritas era cuál era nuestro papel en una sociedad en crecimiento en la que las administraciones públicas atendían muchas cosas, el tejido social era grande. Daba la impresión de que casi no había sitio para Cáritas. Al cabo de esos 13 años nadie en esta casa nos hacemos aquellas preguntas. En 13 años la situación social ha cambiado sustancialmente a peor en Navarra. Siempre ha habido una bolsa de pobreza pero el problema más gordo hace 13 años era el incremento de la inmigración con lo que conllevaba de problemas de legalidad, permisos de trabajo, etc. Hoy todos somos conscientes de que tenemos una crisis, una situación de exclusión terriblemente mayor.
Una vez dijo algo que es bonito: detrás de los números que hablan de pobreza y exclusión hay rostros humanos que son a los que hay que mirar. Dígame el perfil del pobre, hoy.
- No creo que haya un perfil del pobre, hay muchos perfiles de los excluidos. Aquí siempre decimos que en la exclusión están todos aquellos que estaban antes de la crisis – antes de la crisis había personas sin techo, personas con la vida destrozada, familias sin ingresos… – , todos aquellos siguen estando. Conforme ha ido avanzando la crisis han ido cayendo en esta situación de exclusión o de grave riesgo de exclusión otros tipos de gente. Gente que tenía su trabajo, tenía su vivienda. Al comienzo de la crisis parecía que solo afectaba a los de fuera. Conforme ha ido avanzando la crisis los porcentajes de gente, digamos nacida aquí, han ido incrementándose. Yo creo que hay muchos perfiles.
¿Cualquiera podemos acabar en la pobreza?
- Sí. Simplemente nos podemos hacer una pregunta: ¿Podemos perder nuestro trabajo? Si podemos perder nuestro trabajo esa es la puerta a un camino que si alguien no lo corta desemboca en una situación de pobreza, de exclusión
¿Qué debemos hacer si una persona nos pide dinero en la calle?
- En Cáritas siempre decimos que tenemos que organizar nuestra manera de ayudar a la gente. Hay servicios públicos como los sociales de base y estamos instituciones. Por ello invitamos a que la ayuda sea a través de las estructuras que tienen la sociedad.
¿Qué papel desempeña Cáritas Diocesana en todo este desaguisado?
- Pensamos que habría que distinguir dos cosas, Una es el papel que nos corresponde y otra es el papel que algunos creen que nos corresponde. Nosotros pensamos que a Cáritas no le corresponde, ni le debe corresponder ni es capaz de que le corresponda, solucionar la situación de toda la gente que está en penuria. Ni tenemos capacidad, ni es nuestro cometido, ni nada de eso. El papel de Cáritas es echar una mano en este momento de crisis intentando ayudar al mayor número de gente que podamos pero lo que no podemos hacer es sustituir el papel que corresponde a otras instituciones. ¿A quién corresponde que los ciudadanos puedan mantener los mínimos de una vida digna? Eso corresponde a las instituciones públicas. No podemos aceptar que eso nos corresponda a nosotros.
¿Tiene gancho la Iglesia en una sociedad cada vez más laica?
- La experiencia que vamos teniendo aquí en Cáritas, a lo largo de la historia, es que la gente nos apoya y en estos momento de crisis hemos encontrado cada vez más apoyo de la gente.
¿Hay dos Iglesias, la del poder… y la que, como Cáritas, está a pie de calle?
- No, yo no creo que sean dos Iglesias ni mucho menos sino que en la vida de la Iglesia hay muchas facetas y una de esas facetas, digamos la sustancial, es la caridad. Somos la misma Iglesia que en distintos lugares ejerce distintas funciones. Que la gente pueda tener esa visión no lo discuto pero que esa percepción responda a la realidad, yo creo que no. Nosotros podemos ir a cualquier parroquia y en esa parroquia se predica, se celebran sacramentos y ejerce Cáritas. Podemos ir a lo más estructural, el presidente de Cáritas es el obispo.
¿Cree que están surgiendo nuevos profesionales gestores de esta pobreza, una profesionalización de mediadores que, en el fondo, van a contribuir a que esta situación deje de ser coyuntural y se quede estructural?
- En privado puedo pensar muchas cosas, pero en público no voy a decir tantas. Si que haría un par de reflexiones. No a partir de la crisis sino que desde antes hay un serio movimiento, una tendencia a que la atención social acabe en manos de empresas lucrativas. Un ejemplo son las residencias de ancianos. Estas residencias que hasta hace una década o década y media eran fundaciones de los ayuntamientos con las parroquias y las llevaban las Hijas de la Caridad etc hoy, en cantidad de sitios, vemos que detrás de esas residencias hay una empresa con sus accionistas que lo que pretenden es obtener un beneficio y no digo que sea o no legítimo, sino que constato la realidad, Esa ha sido una tendencia que sigue presente y a la que nosotros hemos puesto muchos interrogantes. Y después yo haría una segunda reflexión. En la historia de Caritas de Pamplona y Tudela se han emprendido proyectos pero se han ido pasando a otras manos, se han ido dejando en el camino cuando se veía que ese servicio la sociedad lo asumía, lo atendía. Por ejemplo, Caritas fue la primera que empezó a trabajar con los disminuidos físicos y cuando las leyes y las administraciones lo asumieron, nos retiramos.
Me refiero a servicios que debería prestar la Administración: comedores sociales, empleo, mercadillos solidarios e incluso ONG.
- Nos parece que todos los proyectos sociales tienen que tener fecha de caducidad. Es peligroso que las cosas se establezcan con vistas a la permanencia en el tiempo. Me has citado los comedores. Cuando Caritas de Pamplona dijo que habría un comedor, dijo también que un comedor es un fracaso social y que lo que esperaba era, en breve, poder cerrarlo. No podemos establecer cosas para que se mantengan en el tiempo, sino establecer cosas para sensibilizar a la sociedad; que ésta asuma su papel, que las administraciones entren y, entonces, irnos.
¿Qué papel corresponde a las administraciones públicas?
- Nosotros hemos defendido siempre que a la Administración corresponde asegurar los mínimos vitales a toda la población. Sería su primera obligación, que luego tiene capacidad de poder abordar más cosas pues bendito sea Dios.
¿Mantiene su opinión crítica hacia el sello socialmente comprometido?
- No es que sea mi opinión crítica, es la opinión de Cáritas. Lo digo por que se centró mucho en mi persona y yo solo fui el portavoz. No obstante, nos mantenemos en la misma postura. Con el tema del sello, Cáritas no es contraria a que, en este momento en el que las necesidades sociales son grandes, el Gobierno establezca incentivos fiscales a la gente que colabora en esos proyectos. Lo que rechazamos es que a cambio el Gobierno quiera controlar o establecer qué tenemos que hacer las entidades sociales.
¿Ha notado Cáritas desviación de aportaciones de particulares a proyectos que prima el Gobierno con exenciones fiscales?
- No. La línea de apoyos que venimos teniendo estos últimos años de la crisis se mantiene. Yo creo que la inmensa mayoría de la gente no hace su donativo para lograr una desgravación fiscal. La mayoría de la gente hace un donativo porque cree que tiene que ser solidaria en ese momento y elige aquellas instituciones que le da una garantía, una confianza y hasta este momento el sello no ha afectado para nada a las colaboraciones con Cáritas.
¿De qué se nutre Cáritas? ¿Tiene subvenciones? ¿Considera que es más independiente? ¿Cree que las ONG y otras organizaciones tienen menos independencia al vivir de ayudas públicas?
- Cáritas se nutre de las aportaciones de los socios (unos 3.000 euros), de los donantes, de la colectas que hacemos en las parroquias dos veces al año y de legados, herencias que nos puedan dejar. Todo eso supone casi el 98% de nuestros ingresos. Esta fórmula, por supuesto, nos da más independencia. Tener una autonomía económica, no depender de la Administración y de las subvenciones es lo que ha hecho posible que Cáritas tome sus decisiones, que podamos reaccionar ante el cambio de las situaciones, que podamos alzar una voz cuando así lo consideremos… nos da nuestra independencia. Otras asociaciones que tienen reconocido el sello no me atrevo a decir que no tengan liberad pero indudablemente hay un condicionamiento
¿Mantiene que el sello socialmente comprometido es una privatización encubierta de la atención a las personas desfavorecidas?
- Esa fue la frase de la polémica… luego viendo el dossier de prensa no llegaba ni a una línea… y fue el boom. La razón de fondo, la más poderosa por la que nos oponemos al sello es que supone la pérdida de la independencia.
¿Qué les pide a los políticos en este terreno de la pobreza, del riesgo de exclusión?
- Esta institución lo que les pide a los políticos es que, habiendo un sector de la población que las está pasando canutas, la prioridad de los políticos debe ser ver cómo se resuelve la situación de estas personas. Nos parece que en este momento la obligación de los políticos sería estar todo el día trabajando para que se den las condiciones para crear empleo, no es momento para estar todo el día riñendo.
¿Qué le pide a la sociedad civil, en general?
- A la sociedad me gustaría transmitir un mensaje de esperanza porque si la perdemos no vamos a salir. La sociedad, cuando vienen mal dadas, sabe responder y está siendo solidaria. Le haría una llamada a ejercer la ciudadanía.
¿Sabe que es persona molesta para el poder?
- Bueno, digamos que somos una institución que en ciertos momentos resultamos incómodos.
Dicen que Yolanda Barcina pidió su cabeza en Madrid.
- No, no fue Yolanda Barcina. Pero eso es como si no hubiese pasado. No voy a decir nada. Considero normal que se susciten fricciones. No vamos a estar todos los días diciéndonos amen unos a otros. Dentro de la normalidad hay veces que discrepamos con el Gobierno.
Se ve que, de momento, el arzobispo tiene fe en usted, o ¿está su cargo en la cuerda floja?
- De quién depende que yo este aquí es del arzobispo de Pamplona y aquí estoy. Yo se que quiere que siga así. Otra cosa es que en la Iglesia hoy estamos aquí y mañana estamos allá.
¿A cuántas personas y familias ayuda Cáritas directamente? (Hasta octubre de 2013 eran 6.387 las unidades familiares).
- En números redondos en 2013 atendimos a 7.500 unidades familiares.
¿Cómo se traduce esa ayuda? ¿Siguen pagando avales para acceder a viviendas? ¿Sigue prestando dinero para poder hacer frente al alquiler? ¿Qué otras prestaciones cubren?
- En esta casa hay ayudas directas e indirectas ya que seguimos manteniendo los talleres ocupacionales, las residencias, etc. Lo que es ayuda directa para una necesidad primaria de la gente el año pasado dimos dos millones de euros, de los que un millón fueron para temas relacionados con vivienda: pagar suministros, pagar alquileres, sustancialmente el 50% para alquiler de habitaciones, un 25% de los dos millones fue para ayudas a la alimentación y en el otro 25% entran muchas cosas desde pagar viajes, ropa, gastos farmacéuticos, todo lo que no entra en los otros dos bloques. Esos dos millones han sido para las 7.500 unidades familiares. ¿Qué otras prestaciones ofrece hoy Cáritas?
- Tenemos talleres ocupacionales, en los que se les paga algo; tenemos tres residencias (de mujeres en el edificio de las Damas Apostólicas, la de hombres, en el antiguo Centro San José de Etxabakoitz, y la de familias en la Milagrosa donde era una antigua residencia de estudiantes). Mujeres suelen ser alrededor de ocho; familias, tres o cuatro y hombres varia, dependiendo de tiempos, entre 15 y 25. Son gente que no tienen vivienda tienen otras problemáticas y que en el proceso que seguimos con ellos temporalmente pasan por estas residencias. Además, estamos adecuando una nave para taller ocupacional en Burlada y construiremos una residencia, también en Burlada, fruto de la permuta con el Ayuntamiento.
¿Siguen adelantado el dinero de la Renta de Inclusión Social que aprueban los servicios sociales? (En 2013 adelantaron 2.691 RIS, se sigue en estas cifras)
- Sí, seguimos adelantando dinero ya que aunque hay menos retraso, sigue habiéndolos. Llegamos a un convenio con el Gobierno foral por el que ellos nos comunican dos días por semana qué personas, qué cantidades y las cuentas bancarias y nosotros hacemos esos ingresos a la gente. Después el Gobierno nos reintegra el dinero. Hace dos años pusimos el tope de que nunca íbamos a adelantar más de 300.000 euros y eso se mantiene. Ello nos supone tener que tener siempre a disposición del Gobierno 300.000 euros y que las personas de nuestra administración tengan un trabajo bastante gordo. En Administración de Cáritas trabajan tres personas; en total estamos 40 con contrato laboral y hay unos 200 voluntarios habituales.
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