Suleimán narra su infierno
Canarias 7, , 14-04-2014Los viajes en patera y los intentos de salto de la valla de Melilla parecen concentrar el drama de la inmigración, pero el tormento nace mucho antes, durante el largo viaje hasta la frontera marroquí – española. Antonio Lozano novela esta realidad en el libro Me llamo Suleimán (Anaya).
Me llamo Suleimán. No te preocupes si no lo recuerdas, si no recuerdas de qué me conoces: aquí, nadie me conoce». Este es el contundente comienzo del relato en primera persona que hace el adolescente de la república de Mali que protagoniza la última novela de Antonio Lozano (Tánger, 1956), en la que el escritor grancanario fija su mirada «en el terrible viaje físico» que hacen los inmigrantes subsaharianos desde su país de origen hasta que intentan entrar en España. «Es un aspecto que no se suele tener en cuenta a la hora de analizar este fenómeno, pero que resulta fundamental para entenderlo. Llegan hasta la valla de Melilla y sus cercanías y parece que su historia arranca allí, pero no es cierto. Lo que parece el principio de su viaje no es más que el final o una etapa más», asegura Lozano.
Me llamo Suleimán ha sido editada por Anaya dentro de su colección El volcán, destinada para el público juvenil. Aclara Antonio Lozano que se trata de una novela «para todos los públicos», no sólo para los estudiantes de bachillerato. «Me parece muy interesante que los jóvenes conozcan esta realidad, pero la novela está escrita para un lector adulto», puntualiza.
La idea de esta ficción está inspirada en dos hechos reales. Por un lado, cuando Marruecos «abandonó en pleno desierto del Sáhara a un grupo de inmigrantes subsaharianos y una parte fue rescatado por una patrulla del Frente Polisario». Por otro lado, en las vivencias personales de un joven subsahariano, llamado también Suleimán, que fue alumno del propio Antonio Lozano en el instituto Joaquín Artiles de Agüimes. «Hasta hace poco, el Gobierno de Canarias asumía la potestad de los menores que llegaban de forma irregular, los alojaban en los centros de acogida, y los escolarizaba en los colegios e institutos de las Islas. Suleimán era muy despierto y animoso. En su viaje en cayuco murieron varios. Lo que él me contó y lo que me narraron otros jóvenes en el centro de acogida me sirvieron para este libro, que escribí entre el 2010 y el 2011, y que, por desgracia, narra una realidad que hoy se sigue repitiendo», lamenta Antonio Lozano.
Asegura que Me llamo Suleimán supone el cierre de una trilogía que inició en torno a la inmigración africana, que tuvo su punto de partida en las novelas Harraga y Donde mueren los ríos.
«Tras las dos primeras novelas, que tienen un tono muy distinto a ésta, no quería retomar el tema, pero al final tuve claro que me faltaba retratar el viaje físico del inmigrante por África», explica.
Sobre esta realidad, Antonio Lozano alerta de que «tanto en España como en Europa», en vez de avanzar se están «dando pasos hacia atrás». Considera muy peligroso que «la crisis» haga creer a algunos que el inmigrante «es un enemigo que le roba el trabajo» y que desde el Gobierno se reduzca la problemática «a una cuestión de mafias».
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