El relato de la hija mayor de una familia brasileña arraigada en el Pallars evidencia la inhumanidad de la ley de extranjería

El Periodico, GEMMA TRAMULLAS, 09-04-2014

Des­de Goiâ­nia (B­ra­sil), a 8.000 kiló­me­tros de Bar­ce­lo­na, su ca­talán con acen­to de Llei­da lle­ga con ni­ti­dez a través del telé­fo­no. Ali­ne, de 18 años [pri­me­ra por la iz­quier­da en la fo­to], y sus her­ma­nos Lu­cas, de 15, y Math­eus, de 13, cre­cie­ron, se edu­ca­ron y em­pe­za­ban a cons­truir su fu­tu­ro en Ca­ta­lun­ya, has­ta que una traumá­ti­ca de­ten­ción y una or­den de ex­pul­sión hi­cie­ron añi­cos sus sueños. –¿Có­mo estáis? –B­ue­no…

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