Valencia
Niños del Cabanyal contra las drogas
Las Provincias, , 09-04-2014El acceso de los menores a las drogas parece cada vez más sencillo. Legales o ilegales, muchas han pasado a ser algo cotidiano, especialmente entre aquellos en riesgo de exclusión. Algunas zonas, como el barrio del Cabanyal, se han convertido en el foco de acción de ‘Sálvalos de las drogas’, una asociación sin ánimo de lucro que ha comenzado su andadura concienciando a un grupo de niños de 10 y 11 años del colegio Santiago Apóstol.
Su objetivo: tratar de romper la relación entre pobreza y drogadicción. «Los grupos marginales ya conviven con otro tipo de problemática. Es difícil concienciarles cuando, en su vida diaria, familias enteras conviven con la droga. Muchos niños sin recursos se hacen adultos antes de tiempo», cuenta Dora Guerrero, presidenta de la asociación.
Siendo tres de cada cuatro jóvenes de entre 14 y 18 años consumidores de bebidas alcohólicas, una de las principales preocupaciones de la entidad es la prevención. Sin embargo, los obstáculos son mayúsculos y, además del entorno familiar, los impactos externos se cuentan por millones. «El consumo de alcohol en España comienza a los 14 años, la edad en la que empieza el cambio hormonal. Los adolescentes empiezan a verse de otra manera y hay confusión entre lo que sienten y lo que ven en programas de televisión. Justin Bieber y Miley Cyrus son sus ídolos y consumen drogas», alerta Guerrero.
Los pequeños del colegio Santiago Apóstol se han convertido en los primeros alumnos de ‘Sálvalos de las drogas’, un proyecto que trata de romper el circulo vicioso del barrio. «Ahora nos dirigimos exclusivamente a niños de etnia gitana, a familias en riesgo de exclusión, niños que prácticamente viven en el colegio, donde desayunan y comen».
Aunque, quizá, respondieron demasiado bien. «Es increíble. Conocían todos los tipos de drogas, te daban nombres específicos y te dejaban asombrada, desgraciadamente». Y es que el acceso a drogas parece ser más fácil que nunca, una adicción que, a pesar de que a veces se olvide, también incluye sustancias legales. El alcohol y las pastillas son algunas de las más comunes y normalizadas, hasta tal punto que, desde la asociación, critican que no se aprecie su riesgo real y lamentan que, en los alrededores de las escuelas, se haya convertido en una estampa típica ver a jóvenes fumando marihuana.
Pero no sólo el consumo es un riesgo a tratar. También el tráfico. La miseria de algunas de las zonas en las que trabaja la asociación suele ser la causa del mayor número de adictos, un hecho que no hace sino cerrar un círculo de pobreza del que es muy difícil escapar. «En barrios como la Coma o el Cabanyal se junta el hambre con las ganas de comer. Hay que conseguir cerrar el círculo: somos pobres, no tenemos educación, entramos en las drogas». Una luchaque tiene, como base, la información.
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