La primera en mostrar públicamente su malestar por la valla con cuchillas que separa Marruecos de Ceuta y Melilla fue la comisaria de Interior, Cecilia Malmström, a principios de diciembre. Entonces llegó a decir que la concertina no solo no impedía nuevas llegadas de inmigrantes sino que quienes lo hacían llegaban además heridos. Ayer su colega y comisaria de Cooperación y Ayuda Humanitaria, Kristalina Georgieva, echó de nuevo leña a un fuego que parecía estar apagado. “Me horroriza cuando la gente que huye para mejorar su vida se encuentra con un muro, tenga cuchillas o no”, advirtió Georgieva durante un desayuno informativo organizado por el Fórum Europa en Madrid.

Entre las declaraciones de ambas comisarias hay cinco meses de diferencia pero el tono demuestra que por muchas explicaciones que haya dado desde entonces el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, en la Comisión Europea siguen sin estar del todo satisfechos con la medida escogida para frenar la llegada de inmigrantes sin papeles. Y es que, por muy “abiertas” y “transparentes” que hayan sido las aclaraciones del gobierno español, tal y como llegó a decir ayer Georgieva, “el hecho de que haya un muro significa que no hemos sabido enfrentarnos al problema” porque a menos que ayudemos a la gente “va a aumentar el número de inmigrantes y refugiados”, recordó la responsable de gestionar la oficina europea de ayuda humanitaria.

Alusiones a gobiernos como el español, en el foco de atención desde hace meses y especialmente tras la muerte de 15 inmigrantes el pasado 6 de febrero cuando intentaban llegar a nado a la costa de Ceuta. Un intento que la guardia civil repelió lanzando pelotas de goma y que se saldó entonces con duros reproches de la comisaria Malmström y explicaciones posteriores del ministro Jorge Fernández Díaz. Se producían casi un mes después y servían para dejar este desencuentro en empate, a la espera de la investigación judicial que debe determinar si hubo una relación entre el disparo de pelotas de goma y la creación de pánico. “Eso es lo que esperamos aclare la investigación” dijo entonces Malmström.

Ayudas a los países de origen Al margen de capítulos trágicos como este, de lo que no tienen dudas en el Ejecutivo comunitario es de que intentos como estos seguirán produciéndose cada vez con mayor asiduidad y que la solución pasa por apoyar y ayudar más a los países de origen. “Hay que ser más estratégicos e invertir en la raíz del problema, encontrar una forma más sostenible y eficaz de invertir en el desarrollo y la seguridad de estos países”, explicó haciendo especial hincapié en la necesidad de mostrar solidaridad. “Si no somos capaces de transmitir este mensaje aumentará el sentimiento inmigración”.

A pesar de que la Unión Europea es un importante donante de ayuda humanitaria, la comisaria Kristalina Georgieva considera vital repensar la forma de ayudar a países en conflicto tras un año 2013 que ha sido especialmente crítico y que ha puesto de manifiesto que el mundo es hoy día “más frágil” con situaciones extremas en países como Siria, república centroafricana o Sudán del sur.