El partido conservador –Fidesz– de Viktor Orbán, en el poder, fue el vencedor de las elecciones legislativas con un 44,60% provisional de los votos con el 82% del escrutinio ya realizado, lo que supone una pérdida de más de siete puntos respecto a la consulta del 2010. La Alianza de la Izquierda obtuvo el 25,5%; la ultraderecha Jobbik, el 21,1%, y los ecologistas, un 5,10%, lo que dejaba en el aire su entrada en el parlamento ya que para ello se precisa un 5% del total de los votos emitidos. Unos 8,2 millones de electores eligieron a 199 diputados. Los cuatro años de mandato de Orbán han polarizado la sociedad de este país del antiguo bloque del Este, miembro de la UE desde el 2004. Con 850 leyes aprobadas casi sin debate en el Parlamento, el partido de Orbán ha acaparado todas las instituciones, los medios de comunicación, la justicia y también la economía y la cultura. Un enorme control que ni las manifestaciones del 2011 y el 2012, ni las llamadas al orden de Bruselas o las críticas procedentes de EE.UU. han logrado romper. La campaña de Fidesz en estas últimas elecciones se ha centrado en la bajada, muy popular, del 20% del precio de la energía doméstica desde el 2013, algo que ha hecho olvidar la subida de impuestos en los años anteriores. / Afp