Vuelven las fronteras humanas

La Vanguardia, Lluís Foix, 01-04-2014

Un barco con más de 400 inmigrantes andaba ayer a la deriva en el mar de Creta. En las vallas de Ceuta y Melilla centenares de subsaharianos se arriesgan a ganar territorio europeo aunque sea para ser confinados en masificados centros de identificación para luego ser reenviados en avión a sus lugares de procedencia. El ejército marroquí atravesó este fin de semana la frontera de Melilla para llevarse a unos cuantos que se habían colado. La policía española contempló los hechos sin protestar. Ya no estamos en los tiempos de Perejil, en los que había que defender un peñasco. Ahora son las personas las que sirven de pretexto para entrar en territorio español. Los tártaros de Crimea, un 12% de la población, se van a organizar para no perder su identidad y ser engullidos por los rusos. En Francia se echa a millares de rumanos a pesar de ser europeos, en Alemania se expulsará a los extranjeros que no encuentren trabajo y David Cameron ha amenazado con echar a los inmigrantes que piden limosna en las calles.
Vuelven las fronteras imaginarias en función de la nacionalidad o la raza. Rusia amenaza con adoptar medidas de fuerza en Ucrania si los rusos no son tenidos en cuenta o son maltratados.
Soplan vientos de xenofobia en la Europa democrática, culta y, a la vez, con un miedo escénico a todo lo extranjero, a los inmigrantes , sobre todo si son musulmanes, porque no son ni europeos ni cristianos. Las elecciones del domingo en Francia dan cuenta de ello. La ocupación de la tierra de los sudetes y la anexión de Austria por Alemania en los años treinta se perpetraron con estos criterios que consisten en defender a los “nuestros” allí donde estén y despreciar a los otros aunque convivan normalmente con nosotros.
Este miedo al otro, a los bárbaros de los tiempos de la caída de Roma, es nuestro gran problema en lo que va de siglo. Lo inquietante no es que haya partidos de extrema derecha que consigan muchos votos; lo que preocupa es que la derecha y la izquierda también incorporan sutilmente estas ideas que se traducen en políticas.
Se levantan verjas y se desprecia al extranjero si es pobre y huye de la miseria. En su visita a la isla de Lampedusa, el papa Francisco condenó la “globalización de la indiferencia” y a los que han tomado decisiones a nivel mundial que han conducido a estos dramas. La fuerza de Europa es la defensa de la dignidad de la persona.

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