Hollande recurre al popular Valls como primer ministro
El político de origen catalán tiene el reto de resucitar al socialismo francés Dos ministros ecologistas dimiten en desacuerdo con el nombramiento
La Vanguardia, , 01-04-2014El hasta ahora titular del Ministerio del Interior de Francia, Manuel Valls, nacido hace 51 años en Barcelona, es la apuesta del declinante François Hollande para dirigir un Gobierno muy tocado por la debacle sufrida en las elecciones municipales. Valls, el miembro más popular del Gabinete, es el primer español que es designado jefe del Ejecutivo. El domingo fue elegida alcaldesa de París Anne Hidalgo, otra política de origen español. Era su mejor hombre, su mejor arma. Y François Hollande se ha resuelto finalmente a utilizarla. Duramente sancionado por los franceses en las elecciones municipales, donde los socialistas han sido literalmente barridos por la derecha, el presidente francés se dirigió anoche al país por televisión para asegurar que había entendido el mensaje y anunciar el nombramiento de Manuel Valls, de 51 años, como nuevo primer ministro. El hasta ahora ministro del Interior, con diferencia el miembro más popular del Gabinete, es el primer español en ser designado jefe del Gobierno en Francia. El domingo fue otra española, Anne Hidalgo, la primera en ser elegida alcaldesa de París. Un catalán y una andaluza promovidos a los máximos centros de poder de la República… algo jamás visto que los analistas destacaban ayer como una muestra del modelo republicano de integración y promoción social.
ERIC FEFERBERG / AFP
Saludo entre Hollande y Valls frente al primer ministro caído, Ayrault, el pasado junio en el Elíseo
El nombramiento de Valls, exponente del ala derecha del Partido Socialista (PS), es una apuesta arriesgada. De hecho, no era la primera elección de François Hollande. El presidente, consciente de que el PS se arriesga a recibir un nuevo revolcón electoral en las europeas del mes de mayo, valoró inicialmente la posibilidad de mantener en Matignon a Jean-Marc Ayrault, un hombre de su entera confianza y probada lealtad. Pero la amplitud de la derrota en la segunda vuelta de las municipales lo hizo imposible. Ayer aún, Hollande intentó una salida intermedia –su especialidad– y le propuso el cargo a su amigo Yves Le Drian, ministro de Defensa, que declinó la oferta. La opción de Valls acabó imponiéndose casi a su pesar…
Natural de Barcelona, el catalán es una figura controvertida y potencialmente conflictiva. No sólo –que también– porque su ambición política puede acabar chocando inevitablemente con la del presidente, sino sobre todo porque es el representante de una línea política que levanta ampollas en el PS –¡del que llegó a proponer cambiar el nombre y suprimir el adjetivo “socialista”!–, los ecologistas y la izquierda en general. Para los que la noche del domingo reclamaban un giro a la izquierda, la decisión de Hollande va justamente en el sentido contrario. El líder del Partido de Izquierda, Jean-Luc Mélenchon, se dijo “muy triste por (su) país”.
La primera consecuencia pudo verse ayer mismo. Los dos ministros de Europa Ecología-Los Verdes, Cécile Duflot (Vivienda) y Pascal Canfin (Desarrollo), anunciaron su decisión “personal” de abandonar el Gobierno en protesta por la designación de Valls, a quien no soportan. Duflot, que se enfrentó duramente con él a causa del caso Leonarda –la niña gitana rom expulsada de Francia con su familia–, y Valls ya ni siquiera se hablaban. Si los ecologistas continúan o no, en tanto que partido, en el Ejecutivo se verá en las próximas horas.
En su alocución televisiva, de ocho minutos, Hollande habló de abrir una “nueva etapa”, pero a la vez se mostró determinado a mantener el rumbo. “La recuperación de Francia es indispensable”, afirmó. El presidente fijó los tres objetivos prioritarios del nuevo Ejecutivo, que calificó de “Gobierno de combate”: la recuperación económica, que centró en su llamado Pacto de Responsabilidad –que prevé rebajar las cargas sociales de las empresas para favorecer su competitividad–; la transición energética, y la justicia social, a través de un nuevo Pacto de Solidaridad que salvaguarde la educación, la Seguridad Social –particularmente la salud– y el poder adquisitivo.
La principal novedad, el único gesto enviado a los electores de izquierda –“No olvido quién me ha elegido”, dijo–, fue el anuncio de una rebaja de impuestos a las familias y de las cotizaciones sociales a los asalariados… Claro que ello comportará necesariamente un recorte proporcional del gasto público en otros capítulos, puesto que Hollande sigue comprometido con el objetivo de reducir el déficit de acuerdo con el ritmo pactado por Bruselas. Con este fin, el presidente anunció en enero unos recortes de 50.000 millones de euros en tres años que aún no ha concretado. De momento, no va por buen camino: el déficit, según se supo ayer, alcanzó en el 2013 el 4,3%, por encima del 4,1% previsto.
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