Hollande gira a la derecha y nombra a Valls primer ministro
Cambia su Gobierno tras la debacle en las municipales y pone al frente al ministro de Interior, de origen español, que expulsó a los gitanos
El Mundo, , 01-04-2014Manuel Valls fue el elegido. François Hollande recurrió ayer a su ministro más popular –representante del ala derecha del socialismo francés– para pilotar el Gobierno tras el batacazo histórico de la izquierda francesa en las elecciones municipales celebradas el domingo. El presidente anunció su nombre en un discurso televisado en el que justificó el cese de su anterior primer ministro, Jean-Marc Ayrault, y el Gabinete en pleno.
A los 51 años, este hijo de exiliado republicano español accede a Matignon con el encargo de «dirigir un Gobierno de combate» que «luche por la recuperación del país, enderece las cuentas públicas, favorezca la producción nacional como el mejor medio para crear empleo y consolide el prestigio de Francia en Europa».
«Es momento de abrir una nueva etapa. Así que he pedido a Manuel Valls que lidere el Gobierno de Francia», anunció ayer François Hollande durante un breve discurso emitido desde el Elíseo. Hacía meses que el aparato del Partido Socialista le reclamaba a Hollande un gesto fuerte para reconciliarse con muchos de esos votantes que le llevaron a la Presidencia en mayo de 2012 pero que no acudieron a su cita con las urnas del domingo, provocando la victoria del centroderecha y un récord de abstención (36,3%) que no se recordaba en toda la historia de la Quinta República.
«Con el voto o la abstención, los franceses han expresado su descontento. Hay demasiado paro y demasiados impuestos. Falta justicia social y eficacia en la Administración. Algunos se sienten abandonados, relegados. Les entiendo y he recibido el mensaje como algo personal», explicó el jefe de Estado galo.
Con un 74% de los franceses exigiendo la destitución de Ayrault, según un estudio de BVA publicado ayer mismo, a Hollande no le han hecho falta más excusas para cambiar de primer ministro. Tras perder 155 ciudades en favor de la Unión por un Movimiento Popular y sus aliados centristas, el mandatario socialista no ha tenido más remedio que hacer caso a sus barones y usar como chivo expiatorio al hombre en quien había depositado su confianza 22 meses atrás, debido a su teórica capacidad para implicar en un proyecto común a todas las sensibilidades de la izquierda gala.
La mayor derrota electoral que el PS ha sufrido en unos comicios municipales desde 1983 exigía una respuesta contundente e inmediata. Así que, tras mucho sopesar la jugada, el presidente de la República se decidió por la opción más evidente: escoger para el puesto al hasta ahora ministro del Interior, que venía siendo uno de los políticos más valorados en las encuestas de opinión.
Durante la mañana de ayer, Hollande recibió durante casi dos horas a Ayrault, quien el domingo admitió que los resultados de las elecciones municipales eran «una derrota para el Gobierno y para la mayoría». Días antes se había entrevistado con barones del partido como Bertrand Delanoë, Jean-Yves Le Drian, Benoît Hamon y Arnaud Montebourg, que habían expresado su apoyo a Valls en caso de una sustitución.
«Sin la llegada de la izquierda al poder en mayo de 2012 quizá seguiríamos hundiéndonos», recordó durante su alocución. «El Ejecutivo de Ayrault se dedicó con valentía y generosidad a la difícil tarea de enderezar una situación muy degradada que habíamos heredado y quiero expresarle mi agradecimiento», comentó lacónico.
Con la misma frialdad con la que había comunicado, dos meses atrás, el final de su relación sentimental con Valérie Trierwieler, Hollande se ha separado de su hombre de confianza sin más piropos que estos y ahora apuesta por un Gobierno más reducido y compacto –de 38 ministros pasaría a una veintena–, al que ayer mismo puso deberes muy serios. «El nuevo Ejecutivo tendrá tres objetivos primordiales», enumeró. «El primero será devolver la fuerza a nuestra economía. Son las empresas las que crean el empleo porque la primera injusticia es el paro. Por eso he propuesto el Pacto de Responsabilidad, con menos cargas sociales para las empresas y más inversión para ayudar especialmente a las pymes», agregó antes de enviar un mensaje a sus aliados ecologistas refiriéndose a la apuesta de la industria gala por la reconversión energética.
«La segunda misión será la justicia social», añadió. «Al Pacto de Responsabilidad, que ya está preparado, debe corresponder un Pacto de Solidaridad para fortalecer el poder adquisitivo de los ciudadanos con una disminución de los impuestos directos de aquí a 2017 y de las cargas sociales de los empleados».
El tercer mandato de Hollande para Valls y su nuevo equipo es el de «convencer a Europa de que todas estas medidas no estarán reñidas con nuestros compromisos en el seno de la UE y defender nuestra visión de una Europa de crecimiento».
«Francia necesita tranquilizarse», concluyó Hollande. «Pierde la energía en querellas vanas y cultiva una angustia que los extremistas utilizan para avivar los odios y miedos. Los valores republicanos no deben ser atacados. Ninguna forma de exclusión, estigmatización o comunitarismo será tolerado».
Después de la victoria de la gaditana Anne Hidalgo, que el 5 de abril será nombrada alcaldesa de París, la designación de Valls como jefe de Gobierno pondrá a otro dirigente socialista de origen español en primera línea de la política francesa. Hasta mañana miércoles, cuando está previsto el primer Consejo de Ministros, el presidente de la República y su nuevo valido–polémico por su mano dura a la hora de desmantelar los campamentos de gitanos– tendrán que ponerse de acuerdo para elegir un nuevo Gabinete, del cual podrían salir figuras como Cécile Duflot o incluso Pierre Moscovici –que aspira a ser comisario europeo en Bruselas– o Christiane Taubira –candidata al Tribunal Constitucional–, para dar entrada a otros nombres consagrados como el ex primer edil de la capital Delanoë o la mismísima Segolène Royal.
>Videoanálisis de J. Bellver.
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