presión migratoria
Investigan la entrada de paramilitares marroquíes a Melilla para expulsar inmigrantes
Habrían ingresado armados a suelo español para intenter devolver al medio centenar de subsaharianos que quedaron encaramados en el vallado
La Verdad, , 31-03-2014El Defensor del Pueblo, a través de su titular, Soledad Becerril, ha comunicado que están estudiando las “devoluciones en caliente” que se produjeron el pasado día 28 de marzo en Melilla y que desde el Ministerio del Interior se ha iniciado una investigación para esclarecer la actuación en suelo español de un grupo de paramilitares marroquíes armados.
Tras la muerte de 15 jóvenes inocentes en la playa del Tarajal, en Ceuta, que el pasado 6 de febrero intentaban llegar a España huyendo de la miseria y la desesperación, la fuerza de la verdad y de la opinión pública hicieron que el mundo entero se cuestionara, entre otras cosas, la legitimidad de las expulsiones de inmigrantes que contradecían la Ley de Extranjería vigente.
Desde esa fecha, el llamado rechazo en frontera o “expulsión en caliente” había dejado de practicarse en los límites de Ceuta y Melilla y asociaciones defensoras de los derechos humanos a ambos lados de la alambrada se alegraban y felicitaban por ello.
Los agentes encargados de la guarda y custodia de las fronteras estaban en el punto de mira de la información internacional y la presión mediática hacía que bajaran los brazos y que, después de 15 años de expulsiones en las vallas, finalmente cumplieran el Reglamento General de Extranjería sin necesidad de ningún protocolo de actuación.
Pero, el pasado viernes, durante los intentos de entrada protagonizados por unos 800 inmigrantes, según cifras oficiales, no sólo se vio a los agentes españoles echar a Marruecos a numerosos subsaharianos que ya habían conseguido superar al completo el entramado de alambres que compone el perímetro fronterizo que separa Melilla de la provincia marroquí de Nador, sino que periodistas y testigos pudieron comprobar cómo miembros del cuerpo paramilitar marroquí destinado en frontera, conocido como las Fuerzas Auxiliares, entraban armados a suelo español y desde allí intentaban devolver a Marruecos, a punta de fusil de asalto, al medio centenar de subsaharianos que quedaron encaramados en el vallado y que no cejaba en su intento de pisar suelo europeo.
La Asociación Pro Derechos de la Infancia de Melilla (PRODEIN), que defiende los derechos de los inmigrantes desde 1998, ha difundido una serie de vídeos en donde se muestra cómo paramilitares marroquíes acceden a los pasillos entre vallas y junto a los agentes españoles intentan disuadir a los inmigrantes y empujarlos hacia el lado magrebí.
El presidente de esta organización, José Palazón, asegura que las expulsiones en frontera “contrarias a la legislación vigente” se llevan dando desde hace quince años, pero que es la primera vez en la historia de Melilla que “el Gobierno español consiente que militares marroquíes armados entren en suelo español y detengan, con toda impunidad, a inmigrantes”, para posteriormente trasladarlos a territorio alauí.
Numerosos testigos, la mayoría periodistas e inmigrantes acogidos en el CETI, cuentan cómo las Fuerzas españolas actuaron coordinadas en todo momento con las marroquíes y que las puertas del vallado estuvieron abiertas a ambos lados en todo momento.
Diferentes asociaciones defensoras de los derechos de los inmigrantes, a ambos lados de la frontera hispano – marroquí, han denunciado además la violencia y la impunidad con la que actuaron los agentes de ambos países para repeler el salto. Así, aseguran que, una vez expulsados, los inmigrantes son conducidos a palos hasta ser reunidos en grupos de 40 ó 50. Entonces, se les engrilleta y se les tira al suelo para, una vez tumbados, poder controlarlos a patadas hasta que llega un autobús en el que son trasladados a Rabat.
“Este último salto ha vuelto a cargar de impunidad a las fuerzas actuantes y deja claro que el sistema conjunto anti – intrusión, coordinado entre España y Marruecos, puede pasar por encima de la ley si el fin es evitar la entrada en Europa de inmigrantes subsaharianos”, remarca Palazón.
Incluso, un subsahariano de origen camerunés, que responde al nombre de Nguila, estuvo cuatro horas sentado en lo alto de una farola en suelo español, en una zona en la que las Fuerzas españolas habían sacado por las puertas del vallado a varios inmigrantes que fueron entregados a los agentes magrebíes. El joven, que no bajó hasta que llegó la Cruz Roja, tenía miedo de bajar y ser devuelto también a Marruecos.
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