Alergia al presente, traición al pasado

Taiye Selasi profundiza en la familia y el recuerdo en ‘Lejos de Ghana’, su primera novela

La Vanguardia, , 31-03-2014
Es una lástima que muchos se hayan perdido la ocasión de escuchar las sofisticadas reflexiones sobre literatura de Taiye Selasi, escritora londinense de origen ghanés y nigeriano y criada en Estados Unidos, de la que se publica Lejos de Ghana (Salamandra), su primera novela. Ha ocurrido porque hace diez años inventó un término, afropolitano, para describir la identidad del tipo de joven que ella es, y desde entonces los periodistas, que somos con algunos asuntos como toros ante trapos rojos, no preguntamos de otra cosa.

Rectifiquemos: Lejos de Ghana es una novela de reencuentro en el que una familia desperdigada por medio mundo regresa a la casa del padre a causa de la repentina muerte de este. Al depurado estilo de su pluma, suma Selasi un curioso tratamiento del tiempo. Las primeras cien páginas comprenden cinco minutos del presente. Las segundas, 24 horas; y luego, un funeral y un reencuentro navideño. Total, cinco días. “El tiempo de la novela es el tiempo de la mente. El presente está muy compactado y todo lo demás son recuerdos. La manera en la que se desarrolla la narración, tanto al escribirla como al leerla, refleja el funcionamiento de la mente humana. A los seres humanos nos cuesta mucho permanecer en el presente. Cada cinco minutos pasa algo, alguien dice algo o se proyecta alguna sombra que nos lleva a un punto anterior en el tiempo, de manera que nuestra experiencia del presente, de un momento dado de cualquier día, es un movimiento circular hacia atrás, al pasado: un pequeño paso adelante y un amplio círculo hacia el pasado”.

Ese permanente viaje atrás, que en la novela se plasma en el modo en que los personajes encajan la muerte del padre, intoxicados por una súbita afluencia de recuerdos, también los convierte a todos ellos en narradores. De algún modo, todos somos novelistas de nuestro pasado: “Por supuesto, es así, aunque algunos seamos muy malos novelistas de nuestro propio pasado. Y yo soy la peor que conozco. De algún modo, somos narradores poco fiables. narradores falsarios”. Maquillamos y corregimos para crear una ficción retrospectiva.

A pesar de esos elementos originales, conjugando toda el libro en presente para fijar nuestra extraña relación con el discurso del tiempo, Lejos de Ghana es una novela canónica, que se ciñe al esquema del reencuentro más o menos catártico. “Coincido con Joseph Campbell, quien en El viaje del héroe postula que hay un número limitado de historias y las contamos por una razón”, explica la escritora. “Estos tropos en la literatura clásica y también en la narración en general –sea en la novela el cine o el teatro–, existen por un motivo: la familia que se reúne por un funeral o una boda, el triángulo amoroso, la rivalidad entre dos guerreros, la llegada de un forastero, el regreso del héroe… La belleza de la literatura no reside en la originalidad de un argumento, pues nada nuevo hay bajo el sol, sino en cómo el autor dota a sus personajes de una humanidad específica y logra que el lector se olvide, hasta la conclusión de la novela, de que ya conoce la historia” pues esa historia es la de cualquiera y por eso mismo la de todos nosotros.

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