En los últimos diez años, dos familias abandonaron As Lamas y se establecieron en viviendas en distintos puntos de Monforte. El dato lo da Belén Gómez, coordinadora de los servicios sociales del Ayuntamiento de Monforte. Admite que el objetivo de integrar social y laboralmente a las más de veinte familias que viven en As Lamas es muy complejo, pero no cree que se trate exactamente de un problema en el que no se ha avanzado nada. «Sí se han conseguido cosas – dice – , hay gente adulta que ha sacado el graduado escolar, gente que trabaja o estuvo trabajando, aunque casi siempre de forma esporádica…».

A Belén Gómez le parece que la discriminación – todos los chabolistas de As Lamas son gitanos – es uno de los factores que explican que les resulte tan difícil dejar las chabolas. «En Monforte hay otras familias que solo cobran de la Risga, pero en cambio consiguen alquilar pisos, así que no se trata solo de un problema de dinero», afirma. La resistencia general a alquilar viviendas a personas que vienen de vivir en chabolas es, considera esta profesional de los servicios sociales, la principal dificultad.

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