Los inmigrantes suponen un tercio de los residentes vascos que perciben la RGI
Cada mes 500 habitantes de la CAV se suman a la lista de beneficiarios Las personas de procedencia latinoamericana y africana son el 81,7% de los perceptores extranjeros
Deia, , 28-03-2014Bilbao – A mediados del año pasado en la Comunidad Autónoma Vasca había casi 60.000 personas receptoras de la Renta de Garantía de Ingresos (RGI), un colectivo que creció hasta los 62.800 perceptores a finales de 2013 y hasta más de 63.650 en febrero de este año. El análisis de las cifras indica que cada mes el número de perceptores crece en unas 500 personas, que el 60% son mujeres y que aproximadamente un tercio de todos los que cobran la RGI son extranjeros.
El último número del Anuario de la Inmigración en el País Vasco, que elabora Ikuspegi y que se refiere a 2013, señala que entre los casi 60.000 titulares de una RGI hay 5.350 personas – el 8,9% del total – de las que no consta el origen, es decir, que no se sabe si tienen nacionalidad española o son extranjeros, lo que introduce cierta distorsión en los cálculos sobre el peso de los inmigrantes en el colectivo de los que cobran ayudas. Según indica Gorka Moreno, director de Ikuspegi, en un artículo en el que analiza la relación entre inmigración y RGI, “si dejamos a un lado los casos en los que no consta el lugar de nacimiento y nos limitamos a los que sí, el porcentaje de personas nacidas en el Estado suponen el 64,3% y las extranjeras el 35,3%” de todas las que cobran la RGI, mientras que computando a todas las personas el porcentaje de extranjeros baja al 32%. De acuerdo con los cálculos de Ikuspegi, en torno a un tercio de las personas que acceden a la Renta de Garantía de Ingresos tienen un origen extranjero. Añade que “si tenemos en cuenta que la población extranjera supone un 6,8% de la población total residente en la CAV podemos observar como este colectivo aparece ampliamente sobrerrepresentado en la RGI”. Extrapolando los datos del Padrón y las estadísticas de la RGI también se puede concluir que el 1,4% de la población autóctona y el 13% de la extranjera cobran esta ayuda social.
más jóvenes Analizando los datos por edad se observa que mientras en el caso de los perceptores de origen vasco o español hay un importante grupo que supera los 65 años – son personas que complementan su pensión con la RGI – , entre los beneficiarios de ayudas de origen extranjero predominan los que se encuentran en edad laboral (menos de 65 años).
Dentro del colectivo de personas de origen extranjero que acceden a la RGI hay casi un 40% – exactamente el 38,8% – que procede de Latinoamérica, algo más de una cuarta parte – el 26,9% – es de origen magrebí y el 16% son subsaharianos. En conjunto, la población latinoamericana y la africana suponen el 81,7%, mientras que los extranjeros procedentes de la Unión Europea son el 8,8% del colectivo, los de Asia el 4,4% y los del resto de Europa el 2,4%.
El análisis que hace el director de Ikuspegi destaca que poniendo en relación sus datos con los del Padrón se observa que “dentro de las personas perceptoras de RGI hay colectivos que tienen un peso mucho mayor que dentro del conjunto de población extranjera residente en la CAV”. Es el caso de la población africana, tanto la magrebí como la subsahariana: los magrebíes suponen el 16,8% en el Padrón pero son el 26,9% entre los que perciben la RGI; la población subsahariana es el 8,1% en el Padrón y el 16% en la RGI. Por el contrario, la población latinoamericana tiene prácticamente el mismo peso en el Padrón (el 38,7%) y en la RGI (el 38,85%) y los extranjeros procedentes de la Unión Europea y de Asia acceden a las ayudas sociales en una proporción inferior a su presencia en el censo.
Ikuspegi apunta que dado que los requisitos y condiciones para acceder a la RGI son iguales para todos los colectivos y procedencias, las diferencias apreciadas en la representación de los diferentes orígenes dentro de los beneficiarios de ayudas solo se deben a la situación económica de las personas. Así, de los datos parece desprenderse que los colectivos africanos se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad y exclusión social, mientras que las personas procedentes de la Unión Europea y Asia gozan de un mayor bienestar económico y, por tanto, tienen menos necesidad de acceder al programa de RGI.
deterioro económico En otro informe incluido en el Anuario y que analiza la integración social de los extranjeros en la crisis, se señala que en los últimos tres lustros – entre 1998 y 2013 – el número de inmigrantes internacionales empadronados en la CAV se ha multiplicado por diez y que su llegada se vio favorecida por “su acceso al mercado de trabajo y a las prestaciones sociales”. Sin embargo, el deterioro de la situación económica iniciado en 2008 “ha propiciado el incremento progresivo de la exclusión y de las desigualdades sociales que afectan particularmente a aquellos ya situados en posición de desventaja como el colectivo inmigrante”, apunta María Esther Aretxabala, autora del informe. Una demostración palpable del efecto que la crisis económica está teniendo en el colectivo inmigrante es la tasa de paro, que en el caso de las personas de origen extranjero se ha triplicado en estos años, pasando del 12% a finales de 2007 al 36% a mediados de 2013.
Los datos
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