Aunque dirigidas sobre todo a frenar la inmigración de rumanos y búlgaros, las medidas anunciadas afectarán, en principio, a todos los ciudadanos de la Unión Europea, también españoles, italianos o letones. Según el informe, la española fue la séptima nacionalidad entre los más de 623.000 inmigrantes que recibió Alemania en el 2012, tras polacos, rumanos, búlgaros, húngaros, italiano y griegos. La inmigración española subió un 206,6 % entre el 2004 y el 2012, año en el que entraron en el país 23.345 nacionales.

Tanto el cristianodemócrata De Maiziére como la socialdemócrata Nahles destacaron la importancia de la libre circulación de mano de obra en la UE para Alemania, donde el mercado laboral continúa demandando profesionales especializados y en algunos sectores hay escasez de mano de obra preparada. El aumento de la inmigración desde todo de la UE «es una buena noticia para nuestro país», ya que contribuye al bienestar, destacó De Maiziére

Sin embargo, calificó de preocupante la «alta inmigración de ciudadanos procedentes de Rumanía y Bulgaria (entre el 2012 y el 2014 subió un 414,5 %) y los problemas que acarrean en ciudades como Fráncfort, Duisburgo, Offenbach, Múnich, Dortmund, Hamburgo, Hanover y Mannheim. Las ayudas a los parados aumentó el pasado año un 50 por ciento.