“No hay trabajo”

Con un 26% de paro y sin perspectivas de mejora, las ayudas sociales no dan abasto en el municipio

La Vanguardia, ESTEVE GIRALT El Vendrell, 27-03-2014

Una veintena de personas, casi todos hombres de mediana edad, aguardaban ayer pacientes en la cola del comedor social de El Vendrell. “Me he quedado sin nada”, cuenta Manel González. Los servicios sociales del Ayuntamiento estudian cada caso y garantizan de lunes a viernes una comida caliente a personas sin recursos desde hace un par de años. Casi el mismo tiempo que lleva en funcionamiento el denominado Centro de Distribución de Alimentos (CDA), gestionado por Cáritas con el sostén del Consistorio, donde acuden las familias más pobres a buscar los víveres más básicos. “El problema es que aquí no hay trabajo y cada día hemos de comer. ¿Cómo lo hacemos? Los recursos son limitados y cada día viene más gente”, alerta Joan Carles Guitart, responsable local de Cáritas.

El piso donde se desencadenó el incendio está en un inmueble que es propiedad de un banco
Esta entidad ha triplicado desde el inicio de la crisis el número de familias atendidas mensualmente, ahora más de 340, la mayoría parejas de mediana edad con hijos. La crisis se ha cebado con un municipio sin apenas industria que creció a marchas forzadas gracias a la construcción y atrajo a un importante contingente de inmigrantes, la mayoría magrebíes. Ahora muchos se sienten atrapados. Con el desplome del ladrillo, el paro, con una tasa estimada del 26% y casi 4.700 vecinos desocupados, ha alcanzado en este municipio una de las cifras más elevadas del país. Más de la mitad de los parados tienen entre 35 y 54 años, según fuentes municipales. “Tenemos un colectivo muy importante de desocupados en esta franja de edad con una baja calificación laboral, procedente del caos de la construcción”, destaca José Luis Espina, autor del Observatorio local del Mercado Laboral. Entre los desocupados de larga duración, los extranjeros y especialmente los magrebíes. Del millar de personas inmigrantes sin empleo registradas, el 63% son originarias del Magreb.
Mientras muchos de los extranjeros procedentes de América Latina han regresado a sus países, los magrebíes, casi 3.000 censados en la actualidad, han optado por quedarse e intentan buscarse la vida como pueden. “Algunos padres de familia viajan a Europa temporalmente a buscar trabajo y envían dinero a sus casas”, explica Guitart.
El Ayuntamiento se vio obliga-

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