“Al llegar vi al padre, a un hijo... y mucho fuego”
Conmoción en El Vendrell por la muerte de cuatro hermanos de entre 3 y 12 años
La Vanguardia, , 27-03-2014El barrio de menor renta de El Vendrell amaneció ayer asolado por la desgracia. Un incendio descontrolado en un cuarto piso de un modesto bloque había causado la muerte de cuatro hermanos: los pequeños Thami, Mohamed, Osama y Ayoub, de entre 3 y 12 años. Oímos gritos, pero hablaban en árabe y no entendíamos… Cuando empezamos a oír golpes salí al balcón y allí estaba el padre, el hijo mayor y un primo… y había mucho fuego”, relata Petra con lágrimas en los ojos. Ellos tres pudieron saltar al balcón de los vecinos y salvar la vida. Minutos después, cuando los bomberos entraron en el piso, oyeron los gritos de la madre y la menor de sus seis hijos. Las sacaron cruzando las llamas. Thami, Mohamed, Osama y Ayoub, de tres, cinco, ocho y doce años, ya habían muerto. El Vendrell está de luto.
VICENÇ LLURBA
Duelo. Las muestras de dolor de amigos y conocidos de la familia se sucedieron en la concentración en la plaza del Ajuntament en El Vendrell
La desgracia asolaba ayer el barrio más marginal de la localidad. Tres calles, las de los Pisos Planas, que concentran paro, pobreza e inmigración. La familia vivía en el cuarto piso de uno de los modestos bloques. Sesenta metros cuadrados y tres habitaciones para el matrimonio y sus seis hijos. Esa noche también había un primo. Los niños ya dormían. A las 23.40 horas el 112 recibió el aviso. A las 23.46 los bomberos llegaban al número 4 de la calle del Mig. Soplaba un viento intenso y las llamas ya salían por la ventana de la cocina y por el balcón hasta la calle. “Casi tocaban la fachada del edificio de enfrente”, afirmaba ayer Jaume Escarré, concejal de Protecció Civil de El Vendrell.
Al llegar los bomberos, el padre estaba en las escaleras con quemaduras de consideración. Junto a su hijo mayor y el sobrino, había escapado del piso en llamas saltando desde su balcón al balcón del bloque vecino y, al parecer, volvió a la vivienda para ayudar al resto de la familia, que estaban atrapados. Dos bomberos con equipos de oxígeno entraron en el piso. El espectáculo era dantesco. Oyeron los gritos de la madre, que estaba con su pequeña Fatah refugiada en la habitación que da al patio interior. Mientras la sacaban, ella misma indicó las habitaciones donde estaban el resto de sus hijos. Tres en un cuarto y Ayoub, de once años, en la habitación contigua al comedor. Toda esa parte del piso quedó literalmente arrasada por el fuego. Incluso cayó el yeso del techo, cosa que dificulta el esclarecimiento del origen del incendio.
“Todo parece indicar que hubo una combustión, que la temperatura se había ido incrementando y que luego, ya sea por la rotura de una ventana o porque se abrió una puerta, entró oxígeno y se produjo una fuerte inflamación”, explicó Bienvenido Aguado, subinspector jefe del área de emergencias de Tarragona. Fueron minutos inacabables de pánico en este bloque y los contiguos (todos de cuatro plantas y cuatro viviendas por planta). “Bajamos todos a la calle, la habitación de las niñas se estaba calentando, era irrespirable”, añade Petra. La policía científica de los Mossos investiga el origen del virulento incendio, que probablemente comenzó en el comedor y de forma fortuita, quedando prácticamente descartado el cortocircuito.
El padre, herido grave, fue trasladado en ambulancia al hospital de la Vall d’Hebron. El resto fueron evacuados al hospital de El Vendrell. El hijo mayor y su primo recibieron el alta ayer mismo por la mañana, mientras que la madre y la pequeña fueron trasladadas también a la Vall d’Hebron para descartar problemas respiratorios, pero no se teme por su vida.
El incendio ha roto a esta familia de Agadir (en el sur de Marruecos), que llegó a El Vendrell a finales de los noventa con un hijo. Los otros nacieron aquí. Todos iban al colegio Teresina Martorell, cerca de los Pisos Planas, donde ayer reinaba la conmoción, tras conocerse la muerte de los cuatro niños, y una psicóloga de la Cruz Roja estuvo todo el día en el centro.
A la familia no le fue mal hasta que en el 2008 otro incendio truncó su negocio. Se quemó la carnicería que el padre tenía junto a alguno de sus hermanos en la carretera de Valls. “Allí lo perdieron casi todo, no pudieron recuperarse”, explica un amigo de la familia. Sin negocio y con una crisis general que empezaba a azotar, en el 2010 se dirigieron por primera vez a los servicios sociales del Ayuntamiento para solicitar la renta mínima de inserción (RMI). “Iniciamos la tramitación pero no nos enviaron la documentación necesaria. Aún así, enviamos el expediente a Barcelona para que lo valoraran y finalmente se les denegó la ayuda”, explica Miquel Beltrán, jefe de servicios sociales de El Vendrell. Los servicios municipales no tienen más noticias de la familia hasta el 25 de octubre del 2011: “El padre nos dijo que habían perdido el juicio y que el banco les obligaba a dejar su piso”, añade Beltrán. La familia se trasladó entonces a la urbanización Sant Jordi, a poco más de cien metros de los Pisos Planas pero en el municipio vecino de Santa Oliva, donde se empadronaron en noviembre de 2011.
Al cambiarse de municipio, se trasladó su expediente a los servicios sociales del Consell Comarcal del Baix Penedès. Sin embargo, hace más de un año y medio la familia regresó y ocupó el que había sido su piso, manteniendo el padrón en Santa Oliva. “No teníamos constancia de que habían cambiado de domicilio ni de que su situación fuera precaria –afirma la gerente del Consell Comarcal, Marta Mercadé–. Pedían ayuda ocasionalmente cada tres o cuatro meses”. La última, en enero. Para material escolar.
“Él es un hombre muy trabajador, hace todo lo que puede, había sido empresario y ahora recogía chatarra, trabajaba en el campo o en lo que le saliera”, asegura Benji al Baraka, amigo del hijo mayor. “Aquí nos conocemos todos, los niños estaban cada tarde jugando en la calle. Ayoub jugaba con mi sobrino en el Fútbol Club Vendrell”, decía otro amigo.
Ayer, más de 150 personas pasaron el día en la calle. Los nervios estaban a flor de piel. Muchos se quejaban de la tardanza de los bomberos, otros de la falta de trabajo, otros de las redadas policiales… Luego, se concentraron delante del Ayuntamiento, donde a la una se celebró un pleno extraordinario para decretar dos días de duelo y oficializar el pésame. Una vez finalizado, el alcalde Martí Carnicer, los concejales y otras autoridades, como el delegado del Govern, Joaquim Nin y el cónsul de Marruecos en Tarragona (que se encarga de la repatriación de los cadáveres) bajaron a la plaza para leer el comunicado. Antes y después, se entonaron versos del Corán. “La gente está muy afectada y enojada… Es un momento muy difícil y debemos estar muy tranquilos”, dijo el cónsul, lanzando un mensaje de calma a su comunidad.
(Puede haber caducado)