Conmoción y protesta en el barrio
Los vecinos advierten de que tanta gente pasando penurias es una bomba de relojería
El Mundo, , 27-03-2014A la mexicana Petra Flores, a su marido y a sus hijos los despertó al filo de la medianoche del martes una extraña sensación: «La pared empezó a calentarse mucho», recuerda con turbación la madre de esta familia que comparte rellano con la que perdió a sus cuatro hijos en el incendio en una vivienda de El Vendrell (Tarragona).
«Estábamos todos ya en la cama cuando, además de sentir el calor en el muro, oímos fuertes gritos en árabe. Pensamos que los vecinos estaban peleando, por lo que salí a mi balcón y allí me encontré a dos de ellos refugiados de un fuego que alcanzaba el techo del balcón de al lado», completa Petra.
Los dos hombres que la testigo halló en la galería eran el padre y el hijo mayor de la familia marroquí afectada por el fuego. «A la madre y a la pequeña bebé las sacaron con las caras ennegrecidas por el humo. Llevaban casi un año de vuelta aquí, pero yo ya había coincidido con ellos antes de que los desahuciaran», concluye la vecina.
El piso, totalmente devastado por la virulencia de las llamas, está en el número 4 de la calle del Mig, en la barriada de los Pisos Planes, un núcleo de unas pocas calles con un elevado índice de paro y de población inmigrante, sobre todo marroquí.
La muerte de los cuatro pequeños golpeó con fuerza en el vecindario. Cientos de vecinos del arrabal sacudidos por la crisis y la falta de oportunidades vivieron el suceso como una revuelta social. Protestaron por la supuesta tardanza de los servicios de emergencia en llegar al lugar de los hechos –un extremo desmentido por las autoridades–, pero sobre todo por su percepción de que la causa del incendio, todavía desconocida, es «consecuencia» de la pobreza extrema de la familia.
«Este barrio tiene a tanta gente pasando necesidad que es una bomba de relojería a punto de explotar», señaló el joven Nourdin, portavoz de la comunidad marroquí de El Vendrell. «Era algo que se veía venir y que se podía haber evitado. Una familia de nueve personas en que no entra ningún sueldo viviendo en un piso en mal estado con los suministros cortados… ¿Qué esperaban que pasase?», completó Mohammed, marroquí de mediana edad instalado desde hace años en El Vendrell y que conoce bien al padre de las víctimas, Ahmed Mortada.
Se trata de un hombre de 51 años procedente de la ciudad de Warzazat, en el sur de Marruecos, que llegó él solo a El Vendrell hace casi 20 para ganarse la vida y que, años después, se trajo a su mujer y a sus dos hijos mayores. Los fallecidos, Ayoub (12 años), Thami (8), Mohammed (5) y Osama (3), ya nacieron en Cataluña. A principios de siglo, en plena burbuja inmobiliaria, el hombre se hipotecó para tener en propiedad un piso del que primero le expulsó Bankia y más tarde el fuego.
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