LAS CICATRICES DE LA VALLA
El largo viaje al norte
Arriesgan su vida en una eterna odisea por un sueño que no siempre encuentran al llegar. Algunos recalan en Gipuzkoa. Estas son las cicatrices de su camino. Anwar llegó en los bajos de un camión, Mohamed y Sidi se la jugaron en una minúscula patera, y Hamadi no tuvo suerte con la valla. Así relatan sus largos viajes
Diario Vasco, , 23-03-2014Son protagonistas de centenares de noticias pero pocas veces se escucha su relato en primera persona. Se juegan la vida en un eterno viaje migratorio que se prolonga durante meses o años y que les «marca para toda la vida». Dejan tras de sí la pobreza de su país para embarcarse en una travesía cuyo destino no siempre encuentra El Dorado soñado que aparecía en esas «imágenes de televisión sobre Europa».
Los saltos desesperados de la valla de Melilla de estos últimos días, o la muerte de 15 subsaharianos cuando intentaban llegar a Ceuta por mar, han vuelto a poner el foco en el drama de la inmigración. «Las condiciones de vida en el África negra son muy duras y los jóvenes no ven un futuro claro para quedarse allí», afirma Agustín Unzurrunzaga, de SOS Racismo Gipuzkoa. Aunque la mayoría de subsaharianos utiliza la península como zona de paso hacia otros lugares del Europa, algunos recalan en Gipuzkoa, donde tratan de labrarse un futuro. Este es el relato del largo viaje de Mohamed, Anwar, Hamadi y Sidi, cuatro subsaharianos que viven en Lasarte – Oria, Donostia e Irun. Todos dejaron su país por un sueño y sufren en sus carnes la política migratoria que restringe sus movimientos y que hoy será denunciada por SOS Racismo en la marcha contra la xenofobia.
(Puede haber caducado)