Galicia
El acusado de la muerte de dos chinas: «Yo también soy una víctima»
Cuando se le cedió la última palabra, Zhang Hai Jie, a diferencia de la mayoría de los acusados, optó por no guardar silencio: «Si las hubiera matado, me habría ido a mi país, a China»
La Voz de Galicia, , 21-03-2014A la espera de conocer hoy el veredicto de las cinco mujeres y cuatro hombres que conforman el jurado del juicio por el crimen de dos mujeres chinas, el único imputado clamó ayer por su inocencia. Fue en el instante en el que a los acusados se les cede la última palabra. Mientras la mayoría suelen guardar silencio, Zhang Hai Jie optó por todo lo contrario: «Si las hubiera matado, me habría ido del país, a China», se le pudo entender.
Añadió que, incluso, se habría deshecho del teléfono por el que la Policía Nacional lo acabó localizando y situando, ya no solo en Pontevedra, sino en las inmediaciones de los cajeros automáticos donde se emplearon las tarjetas bancarias que desaparecieron de la vivienda de las víctimas. La primera vez consiguieron sacar dinero, pero no así la segunda ya que se había superado el límite diario.
Tras insistir en que se desplazó a España para trabajar «durante diez horas al día, siete días a la semana», remarcó que «yo también soy una víctima». De este modo, quiso dejar claro lo que ha venido sosteniendo su abogado durante las tres jornadas de vista oral, esto es, que no tuvo nada ver con las muertes. En este punto, recordó que siempre ha actuado conforme a la filosofía que le trasladó su padre, la que conlleva actuar siempre con «las palmas de las manos mirando hacia abajo y no hacia arriba, para trabajar, no para mendigar».
Antes de tomar la palabra, tanto el fiscal jefe de Pontevedra, Juan Carlos Aladro, como la letrada que representa a la acusación particular, Mercedes Martín-Esperanza, del despacho Mareque-Malvar Abogados, mantuvieron la petición de veintiocho años de prisión para Zhang Hai Jie catorce años por cada uno de los dos homicidios que se le imputan. Por su parte, la defensa abogó por un veredicto de «no culpable».
Esta última sesión de juicio estuvo capitalizada por la comparecencia de los forenses, quienes certificaron que Guang Qu murió entre la tarde del 26 y la del 27 abril del 2009, mientras que Kun Yon pereció entre el 25 y el 26 del mismo mes. Además, precisaron que la primera sufrió «una forma de muerte terrible», ya que fue atada de pies y manos, y su homicida le tapó los orificios respiratorios con cinta de embalar.
Esto le provocó que durante varios minutos, y antes de perder la consciencia, estuviese haciendo esfuerzos inútiles para coger una bocanada de aire. Este cúmulo de circunstancias llevó a los peritos a concluir que no tuvo «posibilidad de defenderse», así como que «creemos que intervinieron más de dos personas», una teoría que también defendieron los responsables de la investigación policial.
No obstante, a preguntas de la defensa, precisaron que algunas lesiones de la cabeza pudieron provocarle cierto aturdimiento.
En cuanto a Kun Yon, los forenses apuntaron que «aquí no hay indicios que avalen la tesis de dos autores». Explicaron que el hecho de que la hubieran envuelto con un edredón pudo acelerar la descomposición del cadáver. La defensa argumentó que los cuerpos mostraban estados de putrefacción tan dispares que solo se explicaban con muertes ocurridas con varios días de diferencia.
(Puede haber caducado)