El populista xenófobo holandés Geert Wilders fue acusado ayer de racismo e incitación al odio por incitar a sus seguidores contra los inmigrantes marroquíes en la celebración del buen resultado de su partido en las elecciones municipales del miércoles. «¿Quieren en esta ciudad y en Holanda más o menos marroquíes?», preguntó a sus simpatizantes. «¡Menos, menos!», gritaron. «Nos encargaremos de ello», sentenció Wilders en medio de los aplausos.

La Alianza de Marroquíes Holandeses, que representa a los 368.000 ciudadanos, anunció que presentará una denuncia penal en su contra . El director de la asociación, Ahmed Charifi, cree que Wilders ha cruzado «una frontera legal». «Es un poco aterrador (…) Recuerda a las imágenes de ese hombre con bigote en la década de los 30», añadió en referencia a Hitler.

En el 2011 un tribunal de Ámsterdam declaró a Wilders inocente del delito de incitación al odio porque sus críticas iban contra el islam en general y no contra un grupo étnico o nacional en particular. En la campaña a las municipales puso a los inmigrantes marroquíes en su mira. Hasta ahora la estrategia de su partido, el Partido de la Libertada (PVV), era exigir la expulsión de inmigrantes que cometieran delitos.

Las elecciones municipales han sido un varapalo para la coalición de Gobierno, formada por liberales (VVD) y laboristas (PvdA), que han perdido apoyo en sus bastiones municipales. Pero sobre todo han sido un desastre para los laboristas, que han perdido el ayuntamiento de Ámsterdam, que lideraban desde 1946, en favor de los liberales de izquierda (D66), los grandes vencedores de estos comicios.

El partido de Wilders solo se presentó en dos ayuntamientos. Ganó en uno de ellos, Almere (ciudad dormitorio de Ámsterdam) y quedó en segunda posición en La Haya a muy poca distancia del D66. Según un sondeo del canal NOS, si ahora hubieras elecciones generales, Wilders conseguiría 25 escaños en el Parlamento, diez más de los que tiene actualmente.