Hay espacio para el encuentro. Eso parece desprenderse de la decisión del PSOE de aplazar su moción sobre la tragedia de Ceuta en la que murieron 15 personas. Un paso más para recorrer el camino hacia el pacto de Estado por la Inmigración que ofreció formalmente hace una semana el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, y que volvió a reiterar ayer tras la última avalancha de inmigrantes ilegales sobre el perímetro fronterizo de Melilla.

Los socialistas pidieron el aplazamiento de la moción consecuencia de interpelación que iba a discutirse ayer en pleno y en la que iban a exigir responsabilidades políticas, incluida la reprobación del ministro, por los sucesos del Tarajal del 6 de febrero. Su portavoz, Soraya Rodríguez, explicó que esperarán a la comparecencia de hoy del secretario de Estado de Seguridad ante la comisión de Interior antes de tomar una decisión definitiva. El viraje del PSOE comenzó a vislumbrarse hace una semana cuando Fernández Díaz ofreció el pacto de Estado y la oposición recogió el guante, después de estudiar internamente si pedir o no la dimisión del ministro. Pero antes del giro, el asunto ha sido muy discutido en la dirección federal del PSOE entre quienes defendían hacer del asunto una cuestión nuclear contra el Gobierno y quienes, como Rubalcaba y el Comité Electoral que dirige la campaña de Valenciano, esgrimen que la confrontación política por este asunto resta votos a los socialistas. Rodríguez justificó, en todo caso, la posición de su grupo en la decisión del Gobierno de acceder «por primera vez» a aportar al Congreso toda la información sobre lo ocurrido en El Tarajal y que ya ha entregado en el juzgado. Y señaló tres puntos de la política de inmigración del Ejecutivo que deben cambiar para que el PSOE se avenga a un acuerdo de Estado: las medidas disuasorias en la frontera –-retirada de las concertinas-, las devoluciones en caliente y la revisión de las políticas de cooperación con los países de origen y tránsito de los inmigrantes