Rafá Zouhier, condenado a diez años de cárcel en el juicio por los atentados del 11-M, fue expulsado de España a Marruecos la madrugada del domingo, una hora después de salir de prisión tras haber cumplido la pena que le había sido impuesta por la Audiencia Nacional. El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, lo comunicó a las presidentas de las asociaciones de víctimas más representativas, Ángeles Pedraza y Pilar Manjón, que se manifestaron aliviadas por la noticia.

MINISTERIO DEL INTERIOR / EFE Zouhier en el momento de ser trasladado a un avión hacia Tánger

El abogado de Zouhier, Antonio Alberca, señaló a su vez que la expulsión había sido “irregular”, debido a que dicho ciudadano marroquí contrajo matrimonio hace unos meses con una española. Alberca añadió que ha interpuesto una denuncia, porque el interesado hubiera tenido derecho a recurrir la medida ante la autoridad judicial.

Fernández Díaz, por su parte, dejó claro desde el primer momento que a juicio del Gobierno Zouhier debía abandonar inmediatamente España, como autor de un delito muy grave. Por otro lado, lo habían pedido las propias víctimas del 11-M, que hace pocos días han revivido el drama de los atentados, al cumplirse diez años de los hechos.

Pilar Manjón, cuya comparecencia ante la comisión de investigación parlamentaria sobre el 11-M dejó una profunda huella dentro y fuera del Congreso, manifestó ayer tras la expulsión que los colectivos de víctimas se sentían “aliviados, satisfechos y felices con toda nuestra ciudadanía porque el riesgo social que suponía está en Marruecos y no volverá a hacer ni trapicheos con droga en nuestro país ni volverá a conseguir explosivos para ningún otro atentado”.

Rafa Zouhier fue condenado a diez años de prisión por haber actuado de intermediario y enlace entre el exminero asturiano José Emilio Suárez Trashorras y el grupo islamista que preparó y ejecutó los atentados del 11-M. La sentencia de la Audiencia Nacional consideró probado que suministró los explosivos utilizados en la masacre a Jamal Ahmidan, otro de los acusados, como líder de la célula islamista responsable de la colocación de las mochilas bomba en los trenes. La resolución judicial, sin embargo, no estimó a Zouhier cooperador necesario porque en su labor “era sustituible por otro”, ya que su colaboración no era la única alternativa de la que podían disponer los terroristas. Es el quinto excarcelado del 11-M y quedan trece en prisión.