Melilla ha registrado un repunte en la entrada de menores extranjeros no acompañados y acoge en estos momentos a 190 en su centro tutelado del Fuerte de la Purísima, de los cuales una treintena son de origen subsahariano, colectivo que también ha aumentado en las últimas semanas.

En rueda de prensa, la consejera de Bienestar Social, María Antonia Garbín, ha calculado que también hay otros 25 menores que viven en la calle y «van de un sitio a otro», fundamentalmente la escollera, donde se esconden para intentar colarse en el barco y viajar como polizones.

Garbín ha dicho no entender por qué estos menores extranjeros, pudiendo estar acogidos en un centro con camas, comida y otras atenciones, optan por marcharse sin quedarse el tiempo suficiente para recibir esa asistencia, y ha apuntado al hecho de que «piensan que tienen posibilidad de salir a través de los barcos» como única explicación.

La consejera ha dejado claro que el centro de menores tiene las condiciones adecuadas y la Ciudad Autónoma está actuando «adecuadamente» con este colectivo, en el que sospecha que hay personas que han cumplido ya los 18 años, dados los «graves problemas» con los que se encuentran para hacerles las pruebas oseométricas.

Respecto a la localización la semana pasada de 19 menores durmiendo en contenedores de reciclaje de papel, Garbín ha dicho que esta situación es nueva debido a que los perfiles y actitudes de estos inmigrantes es cambiante. Ha recordado que la Administración «gasta muchísimo dinero» en protección de los menores, concretamente 8 millones de euros al año, de los cuales dos millones son aportados por el Estado, un esfuerzo que se va a seguir manteniendo.

Asimismo, la Ciudad Autónoma sigue trabajando en intentar cambiar algunos aspectos relacionados con la inmigración infantil, como es que se ponga en marcha el tratado de devolución a Marruecos para que regresen al entorno familiar, y la modificación de la Ley del Menor, sobre la que está esperando una respuesta del Ministerio ante las propuestas enviadas.