La inmigración pierde respaldo por la crisis
Cae del 70% al 57% la cifra de ciudadanos que celebran tener vecinos de otros países
El Mundo, , 08-03-2014La crisis económica ha afectado al respaldo que tradicionalmente la sociedad española ha brindado a los venidos de fuera. En apenas dos años, se ha reducido la aceptación de los ciudadanos hacia los extranjeros y ha caído también el respeto hacia ellos.
Lo dice una encuesta de la Obra Social la Caixa que se presentó ayer en Madrid y que detecta que, si bien se mantiene «un contexto predominantemente positivo» en torno a la cohesión social, se ha producido un «leve deterioro» del estado de la convivencia, especialmente en algunas actitudes hacia la inmigración.
Si, en 2010, el 70% de los entrevistados celebraba la presencia en su municipio de las personas de otras nacionalidades, ese porcentaje ha bajado en 2012 hasta el 57%. La cifra de los que muestran rechazo crece del 10% al 14% y aumenta, sobre todo, el número de los que no les parece ni bien ni mal tener vecinos inmigrantes. Esto le preocupa especialmente al antropólogo y sociólogo Carlos Giménez, director científico del estudio, que considera que es fácil que los que son indiferentes ahora puedan terminar pasándose al bando de los que ven la inmigración como un problema.
El trabajo también dice que en estos dos años han disminuido las percepciones de respeto hacia las personas de otras nacionalidades (del 81% al 76%) y hacia otras creencias religiosas (del 79% al 75%).
Y también hay un descenso de la posición de acuerdo entre los entrevistados acerca de que los extranjeros voten en las elecciones municipales: los que lo respaldan bajan del 61% al 53% y los que lo rechazan suben del 21% al 23%.
¿Por qué ha empeorado la percepción hacia la inmigración? «Porque, cuando la población vive un momento de desilusión, pesimismo, desempleo, impagos de la vivienda… hay una tendencia a echarle la culpa al otro», explicó ayer Giménez.
El estudio señala, de hecho, cómo dos de cada tres personas se ven afectadas por la crisis y cómo buena parte de la población deja de salir con los amigos, compra peor comida, pide dinero a un familiar, retrasa el pago de la hipoteca… Y, al final, todo ello lo acaba pagando el que menos culpa tiene: el inmigrante.
Sin embargo, la convivencia en líneas generales es buena y «las relaciones interculturales se desarrollan, en su gran mayoría, de forma correcta». Giménez confesó que se esperaba «resultados más demoledores» y vio «verdaderamente admirable» que, tal y como están las cosas, la aceptación hacia los inmigrantes «sólo» haya caído 13 puntos porcentuales.
«El populismo y la xenofobia que se dan de los Pirineos hacia arriba no se están produciendo en nuestro país», expresó Jaume Lanaspa, director de la Obra Social la Caixa, que ha puesto en marcha un programa en 17 barrios españoles con un alto índice de inmigración para fomentar las relaciones entre los vecinos y la Administración local. La encuesta también demuestra que el trabajo en equipo y a pie de calle en lugares como El Raval, Salt o El Ejido ha mejorado la convivencia.
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