Frenan un nuevo intento de salto masivo en Melilla
Marruecos y la Guardia Civil disuaden a 700 inmigrantes divididos en dos grupos
El Mundo, , 10-03-2014Hacía más de una semana que el perímetro fronterizo de Melilla vivía una relativa calma. El 28 de febrero había sido el último día con intentos de saltar la valla, que terminó con 214 inmigrantes dentro de Melilla. Ayer, cuando prácticamente toda la ciudad dormía aún, otros 700 subsaharianos quisieron emular a aquellos que nueve días antes habían protagonizado la segunda mayor entrada irregular en la historia de la ciudad. No pudo ser porque la Gendarmería marroquí, con su sola presencia, logró dispersarlos con la ayuda tecnológica de la Guardia Civil, que fue ubicando a los inmigrantes con sus potentes cámaras térmicas y, sobre todo, con el helicóptero. El pájaro de hierro–como es conocido popularmente– acortó el descanso dominical para muchos melillenses que, sin necesidad de salir de la cama, con sólo oír el traqueteo metálico de las aspas, ya sabían que había movimiento al otro lado de la frontera.
Durante más de una hora, el helicóptero estuvo sobrevolando los poco más de tres kilómetros que hay entre los pasos fronterizos de Beni-Enzar y Barrio Chino para controlar los movimientos de dos grupos numerosos que habían sido avistados poco antes de las siete de la mañana. Uno estaba formado por 500 inmigrantes y otro por 200, que trataban de aminorar el despliegue policial dividiendo a sus efectivos en dos puntos distanciados. No es la primera vez que se utiliza esta estrategia del salto simultáneo y coordinado. Tampoco la hora es casual. Al amanecer, la Guardia Civil releva a sus agentes y los inmigrantes piensan que es un buen momento para pillar desprevenidos a los recién llegados.
Poco después de las ocho, después de incesantes rondas de vigilancia, el helicóptero volvió a su base. Se daba por terminada la alerta gracias a que el protocolo puesto en marcha a ambos lados había impedido que los subsaharianos pudieran tocar la valla y se vieran obligados a volver al Monte Gurugú, donde fuentes policiales calculan que ha crecido la población hasta llegar a los 1.500 inmigrantes, casi el doble de lo habitual.
Los subsaharianos que bajaron ayer de los campamentos no pudieron ver, por lo tanto, que en ese tramo de la valla se han empezado a instalar parte de los 15.000 metros de mallas antitrepa anunciados el jueves. El Gobierno ha empezado por esa zona porque es una de las más utilizadas últimamente después del refuerzo de mallas y concertinas en otros puntos sensibles, donde se habían concentrado el 79% de los saltos. Según el ministro del Interior, la efectividad de esos métodos ha hecho que los inmigrantes busquen otras alternativas, siendo la zona de Beni-Enzar una de las más propicias. Las mallas antitrepa, que dificultan introducir los dedos y los pies, podrían cambiar esta predilección.
Mientras tanto, el drama de la inmigración continúa en otros puntos. Ayer fueron rescatados 22 personas en una patera que se encontraba a la deriva al sur de Gran Canaria. Ellos mismos alertaron del problema y gracias a una aplicación informátiva pudieron ser localizados.
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