Mientras España y Marruecos intensifican el control fronterizo en las vallas de las ciudades autónomas, tras los tres saltos multitudinarios de los últimos 15 días, los inmigrantes recurren a otras vías para entrar en Europa. Este lunes, a la 1.45 de la madrugada, ha llegado una nueva patera a Melilla, con 15 subsaharianos a bordo —14 hombres y una mujer, ella menor de edad—; según han explicado fuentes de la Guardia Civil. Es la segunda embarcación neumática que alcanza la localidad en menos de 24 horas, después de que en la mañana del domingo arribara otra con 32 personas dentro.

Aunque, entre ambas, existe una principal diferencia. El instituto armado interceptó a la primera en alta mar. Y, en cambio, la zódiac de este lunes, con cinco metros de eslora y de color negro, ha llegado a tocar tierra por sus propios medios; puesto que los servicios de vigilancia de la Guardia Civil la han detectado cuando ya se aproximaba al puerto comercial de Melilla, cerca del antiguo faro. De hecho, aprovechando esa situación, los inmigrantes han bajado rápidamente de la embarcación y han emprendido la huida a la carrera. Los agentes de la Guardia Civil han tenido entonces que iniciar la persecución de los subsaharianos, a los que han logrado detener dentro de las mismas instalaciones portuarias.

“Todos presentaban buen estado de salud. Salvo dos que han sido trasladados al Hospital Comarcal con hipotermia leve, pero les han dado el alta”, ha explicado la delegación del Gobierno, que ha resaltado cómo la Cruz Roja y los agentes les han prestado atención médica y primeros auxilios a los subsaharianos. También les han dado ropa seca y mantas, antes de entregarlos al Cuerpo Nacional de Policía (CNP) para su identificación y posterior traslado al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de la ciudad. Aunque, en el caso de la menor, esta ha quedado bajo la tutela de la Consejería de Bienestar Social

Además, esta última llegada de una patera ha resultado menos “violenta” —en palabras de la Guardia Civil— que la del domingo, cuando el supuesto patrón de la embarcación irregular sacó un cuchillo y, tras rajar su zódiac, intentó hacer lo mismo con la de la Guardia Civil. Este lunes, en cambio, la delegación del Gobierno no ha destacado ningún incidente. Solo ha reseñado que la neumática también se encontraba cortada en algún punto y sin motor. “Bien porque se desprendiera en el trayecto hacia Melilla o porque los propios inmigrantes lo tirasen al agua”, ha apostillado Interior.

Los inmigrantes, al igual que el domingo, han desafiado el intenso temporal que azota el Estrecho este lunes. Un fuerte viento, de hasta 80 kilómetros hora, golpea desde hace dos días a la ciudad autónoma, que se encuentra en estado de alerta amarilla. Por ello, a raíz de la llegada de estas dos últimas embarcaciones, la Guardia Civil ha querido hacer hincapié en cómo las mafias ponen en riesgo la vida de los subsaharianos.