El Ayuntamiento de Badalona quiere restringir el acceso a las ayudas sociales a los inmigrantes en situación irregular, a todas aquellas personas que lleven menos de cinco años empadronadas en la ciudad y también a las que hayan sido sancionadas durante los dos últimos años por infracciones graves de la ordenanza de civismo. Esta restricción, no obstante, vendría referida a lo que el Consistorio califica como ayudas complementarias, como las destinadas a la compra de material escolar, las dietas especiales, la formación… Las relacionadas con las primeras necesidades no están afectadas por esta propuesta.
El popular Xavier García Albiol trata ahora de sacar adelante las promesas electorales que lo encumbraron entre polémicas hasta la alcaldía. Tolerancia cero con los delincuentes y los incívicos, mano dura contra la inmigración irregular, firmeza contra aquellos que vienen con el único objetivo de aprovecharse del sistema de bienestar… Mensajes tan contundentes como confusos que ahora se materializan en estas propuesta, la de un nuevo reglamento que regule el acceso a los servicios sociales, que restrinja el acceso a las ayudas a los simpapeles y a los que maltraten la buena convivencia.
Sí, la medida no es más que una propuesta que ahora busca un aliado. Albiol gobierna la tercera ciudad de Catalunya en número de habitantes en minoría, y espera que en el próximo pleno los concejales de CiU apoyen su medida o, al menos, se abstengan. No es la primera vez que su gobierno plantea la cuestión durante este mandato. Pero es que hasta ahora las aguas corrieron entres demasiadas turbulencias y amenazas de moción de censura. Si la federación nacionalista la rechaza, el alcalde Albiol dirá que lo intentó, que trató de cumplir con su palabra electoral pero que no le dejaron.
El líder de los convergentes, el concejal Ferran Falcó, ya dijo ayer que se lo tienen que pensar. Pero Falcó también adelantó que la propuesta le parece un brindis al sol sin apenas repercusión económica, una medida destinada simplemente a quedar bien en los barrios donde el alcalde, en sus tiempos de candidato, proclamó sus discursos más duros, donde la población más humilde de la ciudad ya llevaba tiempo convencida de que los inmigrantes eran competencia directa en la adjudicación de las ayudas de la administración.