Oscar a la diversidad
La gala premia ‘12 años de esclavitud’ y al director mexicano de ‘Gravity’
La Vanguardia, , 04-03-2014A la salud eterna de Solomon Northup.
Este hombre negro, nacido libre, al que secuestraron en 1841 para venderlo como esclavo, se ha ganado el gran galardón cinematográfico desde el más allá, después de pudrirse en el olvido siglo y medio. Un hito: 12 años de
esclavitud se llevó el reconocimiento de mejor filme del 2013. Ha tenido que ser un director británico, Steve McQueen, el encargado de exhumar la autobiografía y atesorar una estatuilla que esquiva a sus colegas afroamericanos desde el inicio, en 1929.
¿La victoria póstuma de Solomon trascenderá a la fiesta o la eclipsará el selfie más tuiteado de la historia, un ramillete de megaestrellas posando como niños?
Selfie (autofoto) y tuiter (minitexto), dos palabros de la nueva época que ensalzan el “yo, mi, me, conmigo”. Enfrente, esclavi
tud, término clásico de esa lacra, en la que se niega al individuo por el color de su piel, que consiste en la explotación del ser humano por el ser humano. La expresión máxima del poder blanco.
Si la gala de los Oscar del 2014 fuera el espejo de Estados Unidos, entonces este sería otro país.
Nadie diría que el Tea Party ha hecho causa común porque le irrita que por primera vez en la Casa Blanca haya un inquilino negro que no es un criado. Ni en Arizona se debería utilizar el veto a última hora para frenar una ley en la que se permitía a los comerciantes negar su atención a los homosexuales amparándose en supuestos dogmas religiosos.
En el Dolby Theater de Los Ángeles, la 86.ª edición de los premios de la industria del cine contó este pasado domingo (madrugada de ayer en la hora peninsular) con unas coincidencias que hablan de un país de película, mucho más diverso e integrado de lo que es en la realidad cotidiana.
Presentó la ceremonia Ellen DeGeneres, lesbiana, que se pasó la velada vestida con esmoquin. Una primeriza, la esclava Lupita Nyong’o, salió con el Oscar de actriz secundaria. El gay Jared Leto se quedó con el secundario. Leto, que en Dallas Buyers
Club interpreta a un travesti que muere por el sida, fue uno de los dos que en su parlamento traspasaron la burbuja del celuloide, si es que aún existe el celuloide. Dio su apoyo a los que protestan en Venezuela y Ucrania –“que vuestros sueños se cumplan”– y luego hizo un alegato en defensa de los derechos de los homosexuales.
“A todos ahí afuera que habéis sentido la injusticia por quienes sois o a quién amáis, esta noche estoy aquí frente al mundo con vosotros y por vosotros”, afirmó.
Su colega de reparto, Matthew McConaughey, se coronó como actor absoluto. Pero su discurso le condujo hacia Dios. Concluyó con un “amén”. Hay quien incluso observa tolerancia en que Blue
Jasmine, de Woody Allen, no haya sido totalmente estigmatizada tras las campaña de su exfamilia, los Farrow, por describirlo como un abusador sexual de niños. Aunque Allen perdió, su protagonista, Cate Blanchett ganó el de mejor actriz. Sin reproches, agradeció al director que la eligiera.
Qué decir de Her, con la que Spike Jonze se mereció el galardón de mejor guion original. Mentes abiertas a un relato pasional entre un humano y Saman
tha, una operadora que sólo existe en la nube tecnológica.
Todavía más coincidencias. Alfonso Cuarón, mexicano, recibió el reconocimiento al mejor director. Habló en español cuando su estatuilla era por una cinta en in-
(Puede haber caducado)