Mariano Rajoy aprovechó ayer un foro de corte europeísta para reclamar, coincidiendo con el asalto a la valla de Melilla de más de dos centenares de inmigrantes subsaharianos, una implicación plena y decidida de los 28 socios comunitarios para gestionar las fronteras exteriores de la Unión. Se trata, según el presidente, ahora sí, de un problema «capital» que debe ser atajado «de raíz».

Más «solidaridad», más «integración» y más «recursos». Ésa fue la triple demanda que lanzó hacia Bruselas, mirando también hacia el espejo retrovisor que refleja un año 2006 en el que el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero se embarcó en una campaña de concienciación en la Unión Europea ante la llegada masiva de cayucos a las costas españolas.

Rajoy lo hizo ayer en la clausura del Foro Berggruen, celebrado en Madrid, y en el que también participaban los ex primeros ministros italianos Mario Monti y Enrico Letta, así como el portugués Pedro Passos Coelho.

El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, iniciará los contactos el próximo lunes en la reunión que mantendrá con la comisaria europea del ramo, Cecilia Malmström, convocada a petición de España. La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, avanzó que el ministro solicitará una mayor contribución de la UE «para una gestión ordenada y responsable de la inmigración».

«La reunión», dijo, «quiere abordar la mayor colaboración entre España y otros países de la UE para tomar decisiones responsables y solidarias entre todos». «Es fundamental la implicación de la UE: España, como frontera sur, es la encargada de gestionar unas fronteras y lo hace con carácter solidario para el conjunto de Europa; por tanto, esa solidaridad es la que también demandamos del conjunto de la Unión», señaló.

El presidente, que ahora ve de cerca y a diario el problema de la inmigración irregular en Ceuta y Melilla, parece decidido no sólo a reclamar, como se hizo hace siete años, el compromiso de los países comunitarios para reforzar Frontex, sino también un plan común dirigido a las países de origen y tránsito de los inmigrantes. Tras varios años de relativa calma migratoria, parece que han bastado los primeros signos de reactivación de la economía española para que el fenómeno rebrote.

De hecho, ayer la vicepresidenta solicitó «prudencia» en las manifestaciones públicas sobre inmigración porque «las mafias de seres humanos están muy pendientes de cómo evolucionan los procesos políticos dentro y fuera de España para tomar determinadas decisiones».

Con Zapatero, España negoció con los países subsaharianos acuerdos de cooperación y readmisión destinados a impulsar el desarrollo y arbitrar la devolución de los inmigrantes irregulares. Esta política se impulsó a raíz de la llamada crisis de los cayucos.

Ayer, Rajoy reclamó «una verdadera política de inmigración europea más eficaz, más solidaria con los países que conforman su frontera exterior, con más medios y con una dimensión exterior que aúne el diálogo con los países de origen y tránsito y la cooperación al desarrollo para contribuir a la construcción de un espacio de prosperidad».

Así, explicó que no se trata de hacer de Europa «una fortaleza», sino de atajar un problema común «de raíz» porque, señaló, la «emigración debe ser una opción, no una obligación para subsistir».

Guardias se querellan contra Malmström

> La Unión de Guardias Civiles presentará una querella contra la comisaria europea Cecilia Malmström al apreciar que imputó a agentes de Ceuta un delito de homicidio involuntario durante los sucesos del pasado día 6, cuando murieron ahogados 15 inmigrantes.

> A la UGC le parece «lamentable que la Comisión Europea haga tan irreflexiva manifestación acusando abiertamente a los guardias civiles de ser los causantes de esta desgracia». También dijo que los cartuchos de fogueo «funcionarán los primeros días. Luego sólo causarán risas».