Otra vez a nado hasta España

Cuatro inmigrantes cruzan nadando la frontera de Ceuta tras la tragedia 32 subsaharianos logran alcanzar la costa melillense en un bote neumático

El País, ROCÍO ABAD / J. JIMÉNEZ GÁLVEZ Ceuta / Melilla, 03-03-2014
Cuatro jóvenes subsaharianos lograron ayer alcanzar a nado la costa de Ceuta desde Marruecos. Y lo hicieron bordeando el espigón fronterizo de Benzú, en la bahía norte de la ciudad autónoma, donde en la última semana se ha producido una gran concentración de inmigrantes, según los datos que las autoridades marroquíes han comunicado a la Delegación del Gobierno ceutí, que los cifra en unas 700 personas.

Además, una balsa con 32 subsaharianos logró también arribar a Melilla. En la ciudad fue detenido también un hombre, N. N, de 39 años, que trató de cruzar a pie la frontera con una maleta a rastras. En ella iba escondido un inmigrante, hecho un ovillo.

Los cuatro nadadores sortearon el espigón fronterizo tras burlar la vigilancia de las fuerzas marroquíes, que sí consiguieron retener a un grupo mayor, de unas 50 personas, que pretendía cruzar corriendo por el paso de Benzú, que no está habilitado para el tránsito de personas ni de mercancías. Es mucho más pequeño y está custodiado por una pequeña dotación guardias civiles.

Estos cuatro inmigrantes son los primeros subsaharianos que llegan a nado a Ceuta después de la tragedia del pasado 6 de febrero en el Tarajal, en la que murieron al menos 15 personas, aunque apenas dos días después de aquello un argelino llegó nadando a la playa de la Almadraba.

A casi 400 kilómetros de Ceuta, en la Comandancia de la Guardia Civil de Melilla, saltaron ayer las alarmas a las seis y media de la mañana. Un grupo de 32 subsaharianos, entre ellos, una mujer, logró entrar en una lancha neumática en el enclave español.

Los servicios de vigilancia, según el instituto armado, observaron cómo una zódiac desafiaba el fuerte temporal que azotaba el Estrecho —con vientos de fuerza ocho— y se dirigía a la ciudad. “Con este mal tiempo, han puesto en riesgo sus vidas y la de los agentes que han ido en su rescate”, recalcaba Juan Antonio Martín, portavoz de la Benemérita.

Porque, tras recibir la alerta, una lancha del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) salió al encuentro de la embarcación, interceptándola en pleno mar. Al verlos llegar, seis inmigrantes se echaron al agua. Y los agentes se tiraron detrás para rescatarlos. Pero no fue fácil.Cuando consiguieron subirlos de nuevo a la barca neumática, uno de los ocupantes —identificado después como el presunto patrón— sacó un cuchillo y rajó la patera.

“También lo ha intentado sin éxito con la nave de la Guardia Civil”, explicó el portavoz. Una vez reducido este hombre, los agentes remolcaron hasta Melilla a los subsaharianos.

En el puerto deportivo, donde por la tarde permanecía la embarcación con zapatos y ropa flotando en el agua que se había colado en su interior, los voluntarios de Cruz Roja atendieron a los sin papeles. Cinco de ellos presentaban síntomas de hipotermia y fueron trasladados hasta el Hospital Comarcal. El resto ingresó en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI). Además, tras el operativo, cuatro de los buzos de la Guardia Civil fueron atendidos de contusiones.

Un día antes, a las dos de la tarde del viernes, en el paso de personas de Beni Enzar, en el puesto fronterizo que separa Melilla del país vecino, un guardia civil observó extrañado cómo un marroquí de 39 años llevaba a rastras un macuto de grandes dimensiones. El agente se percata de que el peso se encuentra mal distribuido en el interior y de que el hombre anda a trompicones. Así que se decide a darle el alto. “Le llama varias veces para inspeccionar el equipaje, pero esta persona desoye los avisos”, explicaron en el instituto armado. Ante la insistencia, el extranjero emprende la huida y abandona la maleta, en la que se escondía a un subsahariano de 19 años.

Los agentes persiguieron al fugado y lo interceptaron ya dentro de Melilla, a 150 metros del puesto de control. Lo redujeron y lo condujeron hasta dependencias policiales, donde quedó detenido. Allí, en su presencia, abrieron la maleta. Y, sorprendidos, los guardias civiles hallaron al joven. Se trata de un chico sin papeles que afirma proceder de Malí y que ingresó en el CETI. Ha pasado a disposición judicial como testigo. Y la maleta ha sido aportada como prueba al juez.

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