LOS africanos son mucho mas optimistas que nosotros sobre el estado de la nación, por eso vienen en tropel. Santa Teresa y la Virgen del Amor se han confabulado contra el Ministro de Interior, y Jorge Fernández ha pasado de afilar las cuchillas de la valla y disparar pelotas de goma a ser una hermanita de la caridad. Ahora nos atemoriza con la idea de ser invadidos por miles de inmigrantes hambrientos y nos bombardea en la tele con imágenes de cientos de seres humanos vagando al otro lado de la frontera. Pero nunca hay ninguna noticia sobre las mafias que articulan estos movimientos y les lanzan contra el abismo. Nos venden la idea de que ven aquí El Dorado para contrarrestar la mala prensa de seis millones de parados. ¡Qué paradoja!, unos queriendo entrar y otros deseando salir. Es sorprendente que la Policía no sepa ejercer ningún tipo de control de fronteras aparte de tirar a matar. La estrategia parece clara; “dejen que entren, no hagan nada… ya nos pedirán que volvamos a montar una balacera”. En 1996, 103 inmigrantes subsaharianos fueron expulsados, previamente narcotizados con haloperidol, a varios países africanos a bordo de un avión militar. Entonces, Aznar pronunció aquella célebre frase de “había un problema y lo hemos solucionado”. Les propongo ahora a los del PP otra fórmula. Firmen un contrato con Ryanair, empaqueten a los negritos y monten, si hay bemoles, un asalto masivo a la valla aeroportuaria de Bruselas.

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