Un guardia civil se juega la vida para salvar la de un narco subsahariano
Cayó desde 6 metros cuando iba a rescatar al inmigrante, a punto de ahogarse en el mar
ABC, , 27-02-2014Seriamente herido, con varios traumatismos y fuertes dolores en el cuello, el guardia civil se acercó hasta el subsahariano. Rápidamente observó que presentaba un cuadro grave de hipotermia. La situación se agravaba con ese frío húmedo del Mediterráneo que cala los huesos y con las olas arreciando e imponiéndose sobre las rocas. El agente lo rodeó con sus brazos y le dio calor hasta que sus compañeros, que trataban de abortar un alijo de tonelada y media de hachís, se percataban de la emergencia. Los segundos parecían horas y temieron lo peor. Pero alguien acabó descolgando una cuerda y ambos fueron rescatados del acantilado en el que habían quedado atrapados. A pesar de las lesiones, el guardia fue izado el último, por decisión propia.
Cuando más se cuestiona su trabajo tras la muerte de 15 inmigrantes en la frontera de Ceuta, la Guardia Civil volvió a demostrar sus valores y protagonizó esta operación en la madrugada del pasado viernes en la localidad malagueña de Nerja.
Los hombres del Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA) de la Comandancia de Málaga estaban «reventando» una operación antidroga contra un grupo organizado de traficantes de hachís. Los narcos habían elegido una zona escarpada y de peligrosos acantilados para aproximarse a la costa. Un punto escondido al que en verano se desplazan los amantes del nudismo para tratar de escapar de ojos y objetivos indiscretos. El motivo de esta elección no era otro que imposibilitar la llegada de los agentes, ya que para llegar al «balcón» del litoral hay que caminar campo a través, por una superficie complicada y con riesgo de caídas, informaron fuentes cercanas al caso.
No obstante, el trabajo previo realizado por los investigadores fijó el punto exacto por donde iba a entrar la «goma»: cala La Doncella. «La espera siempre se hace eterna y uno piensa una y otra vez si finalmente aparecerán», comenta un veterano agente en estas lides. Esta vez no fallaron.
La embarcación arribó y entre las rocas esperaban unos cinco inmigrantes subsaharianos que iban a hacer de porteadores. Los agentes observaron cómo, hundidos en el agua llevaban bultos de 50 kilos de peso que después escondían. La intención era trasladarlos en otro momento a un sitio donde ocultarlos, pero el EDOA cayó sobre ellos.
Como en toda operación, siempre hay un margen que queda al azar y que está condicionado por el factor humano. Y en esta ocurrió. Mientras la embarcación huía, uno de los inmigrantes se adentró en una zona escarpada para tratar de escapar y acabó atrapado por el oleaje.
Desde seis metros
Uno de los agentes antidroga se percató de que al fondo del acantilado se encontraba el joven subsahariano y que su vida podía correr peligro, por lo que decidió actuar «poniendo en riesgo su integridad», según las citadas fuentes.
El rescate se complicó cuando el agente se precipitó al vacío desde una altura de unos seis metros y resultó herido. El parte médico reveló después que padecía traumatismos en rodilla y tobillo y esguince cervical. Aun así, el guardia civil fue hasta el lugar donde se encontraba el joven y, al comprobar que sufría una severa hipotermia, lo abrazó para que entrara en calor.
Los compañeros dieron aviso al Equipo de Rescate e Intervención en Montaña (Ereim), pero como iba a tardar un buen rato en llegar, optaron por lanzar una cuerda y realizar ellos mismos el salvamento. El primero en ser izado fue el inmigrante, «por petición expresa» del agente, que fue rescatado después.
Los guardias civiles improvisaron una camilla con un somier que había abandonado en el lugar para agilizar los traslados y se activó un dispositivo para socorrer a los otros subsaharianos. «Solo puedo decir que los compañeros se jugaron el pellejo», concluyó un agente.
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