Devueltos por la puerta de atrás

Los vídeos revelan que la Guardia Civil ayudó a inmigrantes, pero también disparó hacia donde nadaban / Los expulsaron de forma irregular a Marruecos, alguno de ellos herido

El Mundo, OLGA R. SANMARTÍN MADRID , 22-02-2014

Un hombre nada a varios metros de distancia de la playa ceutí de El Tarajal. Bastante alejado del grupo, la cámara enfoca y agranda su cabeza, que altera la quietud de un mar en calma. Es un punto pequeño en la infinitud del océano. Sólo a veces se adivinan sus brazadas, sobresaliendo del agua. Acaba de amanecer y las gaviotas le pasan por encima. El hombre nada y nada. Durante varios minutos, la grabación se queda prendada de la inmensa soledad en la que se encuentra este hombre. Ya muy cerca de alcanzar la arena, le recoge una lancha de la Guardia Civil y le traslada al espigón. Dos antidisturbios le escoltan hasta una puerta abierta en la valla de Ceuta, por donde será devuelto inmediatamente a Marruecos.

Este nadador cuyo nombre nunca conoceremos es uno de los 23 inmigrantes que fueron rechazados el pasado día 6 de forma irregular. Las secuencias de su nado en solitario impresionan entre otros momentos de los nueve vídeos que el Instituto Armado ha entregado al Juzgado de Instrucción número 6 de Ceuta y que el Ministerio del Interior colgó ayer en su web.

Las cintas –que recogen cerca de cinco horas de grabación– ofrecen algo más de luz sobre una tragedia en la que el pasado día 6 perdieron la vida 15 subsaharianos que intentaban llegar a territorio español.

Demuestran, por ejemplo, que los agentes lanzaron pelotas de goma muy cerca de donde se encontraban nadando los inmigrantes. La versión oficial defendía que se había disparado para delimitar el perímetro fronterizo, pero las grabaciones reflejan cómo los agentes situados en un promontorio del extremo del espigón disparaban desde arriba a los que nadaban, directamente hacia el agua.

El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, había asegurado en el Congreso que los medios antidisturbios se lanzaron desde tierra, lo que daba a entender que todo se hizo desde la playa. La Guardia Civil concreta ahora que hay «lanzamiento desde el espigón y desde la orilla».

El ministro también aseguró entonces que siempre se disparó a más de 25 metros, pero entre el espigón donde estaban los agentes y la franja de mar por donde nadaban los inmigrantes había sin duda mucha menos distancia.

Fernando Cubillo, portavoz de la Guardia Civil, señaló ayer en el vídeo introductorio que en las imágenes, pendientes de prueba pericial, «no se aprecia el impacto de ningún medio [antidisturbio] sobre los inmigrantes». Según él, tampoco se ve «que ninguno de los que se encontraban en aguas españolas sufra percance por sumersión».

El ministro, por su parte, dijo ayer tras el Consejo de Ministros que «no hay ninguna relación de causa-efecto entre la actuación de la Guardia Civil y los dramáticos hechos». «Las 15 personas murieron en aguas marroquíes, nunca en territorio español», insistió.

Una de las cámaras filma cómo se lanza un bote de humo –no queda claro si por los gendarmes marroquíes o por las fuerzas españolas– que cae en aguas del país vecino, justo al lado de donde nadan los inmigrantes.

También se ve cómo por una puerta abierta en mitad de la valla son devueltas de forma irregular varias personas. Ni el ministro ni el director de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa, lo han negado. Es la oficialmente llamada «puerta de la grada 1», un paso fronterizo no habilitado entre ambos países.

Según las fuentes consultadas, hay varias puertas como ésta a lo largo del perímetro fronterizo y sirven para ser utilizadas en caso de emergencia. El día 6 sirvieron de frontera improvisada para lo que se conoce como devoluciones en caliente. Ésta es una práctica que se ha producido varias veces en Ceuta y Melilla y que no permiten ni la Ley de Extranjería ni el Acuerdo de Readmisión Hispano-Marroquí, redactado en 1992 y suscrito por ambos países en 2012.

Porque, según la Ley de Extranjería, estos inmigrantes tenían que haber sido llevados a comisaría, se les tenía que haber prestado asistencia jurídica y un traductor, y se les tenía que haber ofrecido la posibilidad de pedir asilo político. El acuerdo con Marruecos obliga a que se les identifique (sólo lo pueden hacer policías nacionales en la comisaría), a que se compruebe si hay algún refugiado entre ellos y a que las autoridades marroquíes expidan una especie de recibo donde conste la identidad de la persona que se devuelve. No se les puede enviar sin más, por donde han venido, sin estas formalidades.

La cinta cuenta, asimismo, cómo por esta puerta de atrás es llevado un hombre con el chaleco salvavidas naranja aún puesto. También se ve cómo sale de allí otro que lleva un anorak azul con la palabra France impresa en la espalda, al que empuja un agente probablemente marroquí. El hombre está herido. Cojea mientras se va alejando de la imagen. Se encorva. Le cuesta caminar. Tiene una venda de color azul alrededor de su pierna izquierda, la que arrastra.

El ministro del Interior dijo ayer que esas «23 personas llegaron sin daño ni lesión alguna» y que por eso se devolvieron en el instante a Marruecos. Explicó que, si hubieran estado heridos, las autoridades del país vecino no les habrían aceptado. Cubillo también dijo que «ninguno sufrió lesiones».

Y destacó que los agentes auxiliaron a algunos inmigrantes: «Varios fueron rescatados al final de la actuación por la patrullera del servicio marítimo y otros directamente por los guardias civiles». El vídeo da testimonio del rescate del nadador solitario. No se ayudó a los que estaban en territorio marroquí. No llegaron nunca miembros de Salvamento Marítimo o de la Cruz Roja.

¿Qué más muestran los vídeos? Que los inmigrantes comenzaron a lanzar piedras y a ponerse agresivos después de que se produjeran las primeras muertes, cuando ya se estaban trasladando los cadáveres. Que hay bastantes más gendarmes marroquíes que efectivos españoles. Y que, en la playa del país vecino, un hombre examina la cabeza presumiblemente herida de otro; se arrastra un cadáver por la arena sin contemplaciones, y hay un individuo no uniformado con un palo en la mano que parece controlar a los demás. Según la Guardia Civil, las imágenes están sin editar (de hecho, no se ha pixelado la cara de los guardias) y proceden de una cámara térmica y de tres cámaras optrónicas, de las 37 que hay a lo largo de todo el perímetro fronterizo.

El ministro arropó ayer a la Guardia Civil, al insistir en que su actuación no provocó las muertes y al afirmar que el Instituto Armado, a pesar de las versiones contradictorias que se han ofrecido, «jamás ha engañado al Gobierno». A su entender, en esta tragedia han actuado todos con «absoluta transparencia».

> Vea hoy en EL MUNDO en Orbyt cómo actuó la Guardia Civil en Ceuta.

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