La UE y Suiza rebajan la tensión tras el referéndum

Se darán el tiempo que sea necesario para poder clarificar las consecuencias

Deia, Silvia Martínez. Bruselas , 21-02-2014

“No tenemos una solución mágica pero estoy seguro de que si trabajamos juntos de forma estrecha podremos encontrar una salida”. Este es el mensaje de calma que lanzó ayer el director general del servicio de Acción Exterior europeo, David O’Sullivan, tras su encuentro con el secretario de estado suizo, Yves Rossier. Se trata del primer cara a cara que mantenían Bruselas y Berna tras el referéndum del pasado 12 de febrero en el que el 50,3% de la población suiza aprobó el establecimiento de cuotas para la entrada de inmigrantes extranjeros. Un portazo a la Unión Europea que ya ha tenido consecuencias con la congelación de las negociaciones sobre las becas Erasmus para los estudiantes suizos y las ayudas a la investigación para las empresas helvéticas.

Ayer ambos socios intentaron rebajar la tensión de los últimos días. Reconocen que el resultado es un problema, que la situación es compleja pero que tienen tiempo para enderezarla porque la alternativa sería muy perjudicial tanto para la UE como para Suiza. “Nada cambia hasta que la legislación entre en vigor y eso puede tardar tres años”, advirtió Rossier tras el primer análisis bilateral que hacen de la situación. “Es necesario trabajar con la cabeza fría. Hace falta arreglar la situación entre los socios europeos y preparar el futuro de nuestra relación. Lo importante ahora es darse tiempo”, añadió.

análisis jurídico Un tiempo que Bruselas está dispuesta a conceder para que el Ejecutivo suizo realice un análisis jurídico serio sobre las implicaciones del cambio constitucional. Es decir, para determinar si incluir cuotas para los trabajadores europeos viola el protocolo de libre circulación firmado entre ambos bloques. “No se si tienen margen para la interpretación. Esperamos escuchar las propuestas del Ejecutivo suizo aunque entendemos que es una situación muy seria. Es un voto que cambia la constitución. No es un cambio menor pero esperamos un análisis serio de cómo será gestionado. Tenemos un cierto tiempo porque no tendrá consecuencias legales hasta dentro de un par de años pero necesitamos discutir sobre los efectos y la totalidad de nuestras relaciones”, explicó O’Sullivan recalcando que Bruselas y Berna son familia.

Rossier avanzó que su gobierno necesita de momento unas semanas para hacer un primer análisis aunque no trabajan con ninguna fecha límite. “Con precipitación se trabaja mal. Es muy importante hacerlo con seriedad y que el resultado sea sólido”, explicó. “Esperamos que nos digan qué pueden hacer y cómo. Después veremos las consecuencias. No depende de nosotros. Dependerá del análisis que haga el gobierno suizo”, añadió O’Sullivan. El representante comunitario dejó una vez más claro que mientras no dispongan de clarificaciones no pueden avanzar en expedientes que dependen de este resultado como la negociación de los programas Erasmus+ y Horizon 2020.

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