Madrid – Al otro lado de la valla, la clase política española se ha enganchado con ardor a la tragedia humana vivida en Ceuta el pasado día 6, cuando quince personas perdieron la vida tras una cuestionada actuación de la Guardia Civil que pretendía “devolver en caliente” a un grupo de inmigrantes. Así, mientras el ministro del Interior y el presidente español defendían la intervención de los agentes que usaron pelotas de goma y balas de fogueo desde la Unión Europea reclamaban información detallada de lo ocurrido.

La comisaria de Interior, Cecilia Malmström, remitió ayer una carta al Gobierno español en la que le pide explicaciones sobre el uso de material antidisturbios por parte de la Guardia Civil para evitar que inmigrantes irregulares llegaran a nado a Ceuta y sobre el método de la devolución en caliente de inmigrantes a Marruecos. “Le escribo para expresar mi seria preocupación por la manera en que la Guardia Civil actuó en Ceuta el pasado 6 de febrero”, señala Malmström en su misiva, dirigida al ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz quien ayer, en sede parlamentaria, aseguraba que las patrullas desplazadas no dispararon pelotas de goma. “La Guardia Civil jamás disparó pelotas de goma contra esas personas. Las utilizaron como medio disuasorio. Hasta 23 llegaron al Tarajal sanos y salvos. ¿Cree que si la Guardia Civil no lo hubiera querido no lo habría conseguido?”, expresó, sembrando las dudas entre propios y extraños con sus palabras.

El propio Mariano Rajoy, en su primera declaración sobre lo sucedido, se negó a “hacer sospechosos” a los guardias civiles por, como describía el ministro Fernández Díaz, “impermeabilizar la frontera en estos momentos, cuando hay intentos de intrusión de avalanchas de personas”.

Ante estos posicionamientos, el líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, exigió ayer tanto al jefe del Ejecutivo español como al ministro del Interior “que digan de una vez si les parece bien o mal que se disparara hacia el mar con material antidisturbios cuando había personas tratando de llegar a la costa”. Una cuestión que no gustó al presidente de Melilla, Juan José Imbroda, quien acusó a los socialistas de provocar un efecto llamada ya que “si las Fuerzas de Seguridad del Estado no van a poder utilizar libremente su material antidisturbios para repeler las agresiones, muchos miles de personas van a sumarse a los 30.000 que ya están planeando entrar en España de forma ilegal. Si la Guardia Civil no puede actuar con los elementos antidisturbios que tiene para defender las fronteras españolas y sí puede actuar en cualquier manifestación aquí contra cualquier español, ponemos azafatas en la fronteras con comité de recibimiento [para los inmigrantes ilegales]”, zanjó.

Dimisiones Con este panorama, los socialistas ya han avanzado que pedirán el cese del director de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa, y del delegado del Gobierno en Ceuta, Francisco González; y tanto el PNV como IU exigirán formalmente la dimisión del ministro del Interior por lo ocurrido, una demanda que suma más de 150.000 firmas a través de internet (change.org). “Lo que en principio fue una tragedia en la frontera ceutí sin intervención por parte de las fuerzas españolas, acabó siendo una intervención de la Guardia Civil que empleó balas de goma, de fogueo y botes de humo, y que además devolvió inmigrantes que habían logrado cruzar la frontera a nado o agarrados al espigón a Marruecos, cuando no se pueden devolver inmigrantes sobre la marcha”, alegan los promotores de esta iniciativa ciudadana.