Unos 150 inmigrantes logran saltar la valla y entrar en Melilla

Los subsaharianos, al acceder, se dividieron en dos grandes grupos y corrieron al grito de "Barça, Barça" escapando de la Guardia Civil.

Público, efe, 18-02-2014

Unos 150 inmigrantes de origen subsahariano han conseguido hoy entrar a Melilla, el mayor número de los últimos meses. Según ha informado la Delegación del Gobierno en un comunicado, el asalto, que se ha producido sobre las 6.30 horas en la zona conocida como Villa Pajares, entre los pasos fronterizos de Beni Enzar y Barrio Chino, ha estado protagonizado por unos 250 inmigrantes, de los que cien quedaron en el lado marroquí bajo custodia de las fuerzas de seguridad de ese país.

Los inmigrantes, al acceder, se dividieron en dos grandes grupos y corrieron al grito de “Barça, Barça” escapando de las fuerzas de seguridad, después de despojarse de sus camisetas para hacer más difícil sus detenciones.

La Delegación del Gobierno cifró inicialmente en medio centenar el número de personas sin documentación que habría logrado acceder a la Ciudad Autónoma, pero esta cifra ya sobrepasa el centenar puesto que parte de ellos se habían dispersado por Melilla en grupos. Los primeros que lograron acceder al CETI derribaron la barrera de acceso de vehículos a estas instalaciones. Según ha informado un portavoz de la Asociación Unificada de la Guardia Civil en Melilla (AUGC), la entrada se produjo en la zona comprendida entre Barrio Chino y Beni-Enzar.

La asociación mayoritaria en la Comandancia de Melilla ha subrayado que “la presión crece cada minuto que pasa”. Los inmigrantes que han saltado la valla este lunes van apareciendo poco a poco por la puerta de Comisaría, donde en estos momentos hay unos cien esperando a cumplir con los tramites administrativos, consistentes en la apertura del correspondiente “expediente de expulsión” en aplicación de la Ley de Extranjería.

Un papel que les servirá para lograr plaza en el CETI, donde tendrán asegurado alojamiento, manutención y sanidad en régimen abierto, y la posibilidad en un futuro próximo —meses o años en algunos casos— de lograr el traslado a la Península, porque la mayoría de las expulsiones no se pueden materializar ya que países de origen rechazan su devolución.

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