Amenaza cumplida. Bruselas advirtió de que no iba a ceder ante Suiza, de que la libre circulación de personas dentro la UE es «sagrada e innegociable» y ayer, con Croacia como telón de fondo, confirmó que pagará a Berna con su misma moneda para hacerl ver a los suizos que si alguien tiene realmente algo que perder en este conflicto no es Europa. Que si deciden llevar hasta el final el resultado del referéndum popular de establecer cupos migratorios a través de una ley ‘ad hoc’, los acuerdos bilaterales en vigor desde 2002 podrían saltar por los aires.
De momento, Bruselas ha decidido suspender las negociaciones con Suiza para su futura inclusión en dos de los programas estrella de la UE, como son el de ‘I+D Horizonte 2020’ dotado con 80.000 millones y al nuevo Erasmus+, el tradicional programa de ámbito universitario ampliado ahora a intercambios laborales. En la actualidad, 3.000 alumnos suizos cursan sus programas académicos en algún centro de la UE. De momento, no está previsto que su situación pueda verse alterada, aunque nada es descartable.
«Esperamos una señal, una notificación por parte de Suiza sobre este asunto, esperando vivamente poder ampliar estos dos programas, pero eso está ligado a la firma del protocolo» con Croacia, explicó la portavoz comunitaria Pia Ahrenkilde. Un protocolo, matizó, que está «rubricado pero no firmado». En este sentido, lamentó la «incertidumbre» generada en los últimos días, puesto que las autoridades del país alpino «aún no han notificado nada oficialmente a la Comisión».
Este año, la nueva ley
Como se esperaba, el detonante de este nuevo paso en la escalada de medidas de presión entre unos y otros ha sido Croacia, el socio número Veintiocho de la UE desde el pasado 1 de julio. En virtud de los acuerdos bilaterales UE-Suiza de libre circulación que fueron suscritos en 1999 pero que entraron en vigor tres años después, la Confederación helvética debía suscribir con Croacia una ampliación del convenio para que los croatas tuvieran ‘rango de ciudadanos europeos’ en Suiza a todos los efectos. Sin embargo, a raíz de la consulta celebrada hace ocho días, no lo harán. Una decisión tan esperada como incomprensible para Bruselas.
Una polémica decisión adoptada el sábado que fue comunicada vía telefónica por la ministra de Justicia suiza, Simonetta Sommaruga, a la viceprimera ministra y titular de Asuntos Exteriores croata, Vesna Pusic. El acuerdo ahora congelado ya había sido negociado e incluía un pacto de libre circulación durante un plazo de diez años. Ahora todo queda sumido en la incertidumbre. El ‘timing’ de Berna fija la creación de cupos en julio y la aprobación de la ley que los respalde antes de final de año, aunque las autoridades suizas disponen de tres años para llevar a la práctica el resultado de la consulta popular que aprobó la restricción de la inmigración comunitaria con un 50,3% de los votos.