El niño que cruzó solo la frontera siria

Marwan, de cuatro años, perdió temporalmente a su familia pero llegó a Jordania

El Mundo, ROSA MENESES, 18-02-2014

La travesía para cruzar caminando el desierto sirio hasta Jordania y dejar atrás la guerra cerrando una invisible puerta puede durar entre tres y cuatro días. Cada jornada, un equipo de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) se desplaza hasta tierra de nadie para recoger a los exhaustos refugiados que hacen este largo viaje. El domingo, encontraron entre aquellas almas en pena a Marwan, un niño de apenas cuatro años que avanzaba solo y desamparado, sin padres, hacia la nada. Según Andrew Harper, responsable de ACNUR en Jordania y que colgó su foto en Twitter, Marwan había sido «temporalmente separado» de su familia, pero finalmente consiguió reunirse con ella.

La imagen de este pequeño solo, llevando una bolsa de plástico con algunas pertenencias, recorrió ayer el mundo como una metáfora de la soledad que viven los refugiados sirios. El caso de Marwan no es aislado: cada día, entre 3.000 y 5.000 sirios llegan a las fronteras de El Líbano y Jordania para huir del conflicto y, en la confusión muchos menores pierden a sus padres y se ven escenas como ésta. Otros niños emprenden el viaje sin sus progenitores.

Hasta finales de 2013, ACNUR ha registrado 2.440 menores no acompañados en el Líbano y 1.320 en Jordania. «Sus padres pueden estar muertos o detenidos, o bien han enviado a sus niños solos al exilio porque no tienen dinero para pagar la travesía o porque ellos no pueden salir. Otros niños se pierden en la confusión de la huida», cuenta María Jesús Vega, portavoz de ACNUR España, a EL MUNDO.

«También suelen llegar a los campos de refugiados familias encabezadas por menores, por niños de entre 12 y 15 años, acompañando a sus hermanos pequeños», añade Vega. «Estos niños son especialmente vulnerables, necesitan atención especializada», precisa. ACNUR los registra, identifica y les busca una familia de acogida, un pariente, o personas de su misma ciudad que se hagan cargo de ellos, pero la agencia de la ONU hace un seguimiento de cerca para que estos niños no se conviertan en pequeños esclavos, reciban la ayuda y no caigan en el absentismo escolar.

«Es esencial detectar casos vulnerables, como potencial violencia sexual o casos de niños o niñas que pueden ser víctimas de sexo por supervivencia o de matrimonios forzados a edad temprana», prosigue. Su trauma puede ser extremo, tras vivir el horror durante tres años.

Historias como la de Marwan pueden tener un final feliz, aunque sea a medias. «Muchos de estos niños terminan reunificándose con sus familias», explica la portavoz de ACNUR. Gracias a la tecnología, con ayuda de los teléfonos móviles y las bases de datos, por medio de las que se difunden sus fotos, niños como Marwan no desaparecen para sus familias. De los más de 2,4 millones de refugiados sirios, la mitad son niños. Hay otros 6,5 millones de desplazados internos que necesitan asistencia humanitaria dentro de Siria.

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