Madrid – La Guardia Civil usó pelotas de goma, botes de humo y cartuchos de fogueo para disuadir a los inmigrantes que el pasado día 6 intentaban llegar a nado a la costa de Ceuta desde Marruecos, pero lanzó este material antidisturbios desde tierra y con efecto disuasorio, y nunca contra los inmigrantes. Esta es la versión que el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ofreció en el Congreso una semana después de la tragedia que, de momento, ha dejado doce subsaharianos muertos ayer apareció otro cadáver en la playa. Las autopsias no han revelado signos de violencia física.

Durante cuatro horas, el ministro pormenorizó los detalles del suceso y anunció que el espigón de la playa de El Tarajal, que sirve también de frontera y que fue empleado por los inmigrantes para intentar entrar en Ceuta, será prolongado de forma inmediata, al tiempo que se remodelará el puesto fronterizo.

Fernández Díaz expuso el informe que él mismo pidió al Instituto Armado sobre el suceso. Sin embargo, no fue hasta su segunda intervención cuando especificó que los agentes llegaron a utilizar pelotas de goma, ya que en su exposición inicial se había limitado a reconocer que se empleó material antidisturbios. Eso sí, con carácter exclusivamente disuasorio y bajo los principios de “oportunidad, congruencia y proporcionalidad”, dijo. En su intervención de cierre la tercera el ministro concretó que también los agentes lanzaron desde tierra y hacia el mar pero nunca contra los inmigrantes botes de humo y cartuchos de fogueo, que solo hacen ruido porque no son efectivos en contacto con el agua. Y para demostrar que solo se pretendía formar una “barrera disuasoria” en el agua, el ministro dijo que cuando los mandos se percataron de que podía peligrar la vida de los agentes dieron la orden “tajante” de cesar el lanzamiento de ese material.

La oposición no ahorró críticas al director general del cuerpo, Arsenio Fernández de Mesa, cuya dimisión llegó a pedir la Izquierda Plural, mientras que desde el PSOE se le acusó de actuar con un estilo de “cacique” y de estar más pendiente de pasar revista y de que le rindan honores.

Hasta el punto de que el diputado socialista Antonio Trevín se llegó a preguntar: “Pero, ¿cuándo trabaja este hombre?” y recriminó a Fernández de Mesa intentar “esconderse detrás del cuerpo para eludir responsabilidades”. – Efe