Suiza como aviso

La Vanguardia, Miquel Roca i Junyent, 11-02-2014

El resultado del referéndum en Suiza sobre la restricción de entrada en su país de inmigrantes –aunque sean ciudadanos de la Unión Europea– es un toque de atención muy serio. Ahora ya no se trata de políticos de extrema derecha, sino de una mayoría de ciudadanos suizos que han hecho una opción restrictiva impulsada –esto sí– por movimientos xenófobos y ultraderechistas. Esto no señala nada bueno de cara a las próximas elecciones europeas; en Francia, el Frente Nacional de los Le Pen ha encontrado en el ejemplo suizo un aval muy potente de su política antiinmigratoria.
La Unión Europea no quiere entender o, en todo caso, es incapaz de afrontar este problema. Habla, hace debates y reflexiones; cuando conviene, incluso puede llegar a hacer recomendaciones, pero es incapaz de definir una política común para todos los estados miembros. Aquí todos se hacen el distraído; los que tienen problemas miran hacia otro lado, esperando que la suerte los aleje del drama. Es un caso de ceguera, cuando no de cinismo.
Europa se escandaliza del drama de las pateras y de los muertos en las fronteras de Ceuta y Melilla, se indigna mirando a Lampedusa, pero no hace nada que pueda ser útil para controlar, reducir y regular un flujo de inmigrantes insostenible. Europa es un destino deseado por muchos ciudadanos del mundo, pero Europa no tiene ni trabajo ni bienestar para todos. Han de buscarse políticas solidarias y comprometidas que no pongan en peligro ni la estabilidad ni la cohesión social de los países europeos.
No se puede dejar en manos de la demagogia populista y reaccionaria la explotación de los problemas que la inacción en el campo de la inmigración está causando. Europa ha sido y es tierra de acogida, y lo ha de seguir siendo. Pero si queremos conservar los avances conseguidos deberá aprenderse a regular la inmigración desde una perspectiva unitaria de Europa y, a la vez, progresista y comprensiva.

La inacción estimula la reacción. Los xenófobos se alimentan del silencio de los demás o de los errores de los políticos gubernamentales. La mejor manera de engordar los problemas es no afrontarlos. Suiza nos debería hacer pensar.

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