La Liga Norte prueba cuán amarga es la xenofobia vecina

Italia encaja un duro golpe y los líderes padanos revisan su retórica

La Vanguardia, EUSEBIO VAL Roma. Corresponsal, 11-02-2014

La retórica nacionalista tiene el grave problema, especialmente agudo entre vecinos, de que paga con la misma moneda. Es lo que ha ocurrido, en el norte de Italia, al conocerse el resultado del referéndum suizo sobre los límites a la inmigración, también desde países de la Unión Europea. Los líderes de la Liga Norte –un partido hoy muy escorado hacia la xenofobia y el antieuropeísmo– han tenido que hacer ambiguos equilibrios para digerir lo que es un duro golpe a los ciudadanos de la Italia septentrional, pues Suiza funciona como eficaz válvula laboral en tiempos de alto desempleo.
Ha causado mucho impacto el desenlace de la consulta popular suiza, sobre todo el hecho de que hayan sido, para más inri, los ciudadanos del Ticino, el cantón de habla italiana, los que en mayor proporción (68%) hayan votado por frenar la entrada de trabajadores extranjeros. También es cierto que esta región ha sufrido durante los últimos años la mayor presión migratoria, sobre todo de trabajadores transfronterizos, la mayoría italianos. La hermandad lingüística y cultural cuenta poco, por lo visto. En los votantes del Ticino han prevalecido otra clase de intereses y de inquietudes.
No tenían desperdicio, ayer, las entrevistas al presidente de Lombardía, Roberto Maroni (en el Corriere della Sera) y al secretario de la Liga Norte, Matteo Salvini (en La Stampa). El primero, exministro del Interior de Silvio Berlusconi y predecesor de Salvini en la secretaría liguista, matizó que su partido quiere perseguir la inmigración clandestina y no a los extranjeros que viven legalmente y pagan los impuestos. Maroni se esforzó en todo momento en no criticar a los suizos, aunque admitió que el resultado del referéndum puede tener consecuencias muy negativas para los ciudadanos lombardos. El presidente de Lombardía dijo que, para compensar, propondría al Gobierno italiano la creación de una zona franca en una franja de territorio lombardo cercano a la frontera suiza, en la que los impuestos sean del mismo nivel que en el país vecino. No especificó qué encaje tendría eso en la Unión Europea, seguramente muy difícil, si no imposible.
Salvini, mucho más radical –y amigo de Marine Le Pen– aplaudió a los suizos porque “han demostrado ser mucho más civilizados que nosotros, y deberíamos tomar ejemplo”. Según Salvini, los suizos han actuado “en legítima defensa”, del mismo modo que Australia rechaza las pateras, que Gran Bretaña niega la asistencia sanitaria a extranjeros o Francia expulsa a los gitanos. “Somos los únicos que continuamos bajándonos los calzoncillos”, dijo. Salvini admitió que habrá italianos perjudicados por la decisión suiza, pero les invitó a que “se rebelen”, no contra Suiza sino contra el propio Gobierno de Roma, el único culpable, a su juicio, de no protegerlos lo suficiente.

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