CITA EN EL SUR

Entre el cielo y el suelo

Diario Sur, PABLO ARANDA |, 08-02-2014

Málaga dispondrá de cinco nuevos helipuertos para la atención sanitaria de la provincia. Andalucía, pionera (pío, pío), la Andalucía, la Málaga del siglo XX y pico por lo menos. Una bandada de helicópteros surcará el cielo malagueño. Volverán las oscuras aeronaves, noble turba de diurnas aves. Blancos helicópteros con una cruz roja en el lomo que, raudos, trasladarán a los pacientes pacientes al hospital. Una medida nueva y grande, enorme, el cielo malagueño cargado de helicópteros portando pacientes pacientes a los malagueños hospitales. Tras el rapidísimo traslado serán rapidísimamente llevados hasta el centro sanitario, donde comenzará la santa espera, esto es la pera. Mientras las hélices centrifugan el aire, en los pasillos del hospital Carlos Haya, pacientes escamados esperan hasta cuatro días para ser encamados. A los pacientes que esperan se unirán los traídos en volandas, que también esperarán. El hospital, más que cambiar de nombre, podría adaptar el del aviador franquista a los nuevos tiempos: Hospital Carlos Que Haya (que Haya camas).

La sanidad debería aterrizar de una vez, venirse al suelo. Mientras una cita con el especialista se demore siete meses, que no haya ningún helicóptero. Mientras no haya suficientes médicos, enfermeros y auxiliares, que ninguna libélula gigante llene su tanque de combustible y tabletee nuestra siesta. Un taxi con su lucecita verde servirá, un autobús (Amarillos, por seguir con los colores), o incluso un coche de la Policía Local, que si se les paga a lo mejor te hacen la carrera. Para estos servicios, además, podrían dejarle el coche patrulla a los conductores de la grúa, acostumbrados a solitarias tareas y a pluses (horrorosa palabra) por servicio, que por qué no van a cobrarlos si los cobran los altos consejeros. Si la Policía Local va a cobrar 20 euros por atestado, podría cobrar algo más por el traslado de un paciente al hospital. Un policímetro contabilizaría el coste por kilometraje. Si hubiera una emergencia policial, podrían acudir con el enfermo en el asiento de atrás. Qué más da esperar en un pasillo o en el exterior de un banco atracado, desde donde sería derivado al hospital en cuanto se detuviese a los ladrones, que acompañarían al paciente paciente.

La cobertura social, si funcionase, sería suficiente, más que suficiente. La teoría es estupenda. Por eso no debería abrirse un nuevo recurso mientras haya que reforzar los que tenemos, de funcionamiento claramente insuficiente. Mientras en un centro de acogida de menores falten educadores, que ni un solo pájaro de hierro cruce nuestro cielo azul. Mientras no haya anestesistas para tanta anestesia, mientras no haya suficientes ambulancias para cubrir cada comarca, qué pinta un helicóptero en el elevado paisaje.

La teoría es buena, estupenda. En Andalucía se va a atender a inmigrantes indocumentados, a los andaluces desempleados que pasen más de tres meses fuera de España, aunque desde el Gobierno central digan que no. Genial. Pero para eso necesitamos medios, no medidas espectaculares. Dejemos de momento nuestro espacio aéreo a las águilas perdigueras, a los halcones peregrinos, a las sucias palomas cada vez más gordas, y quedémonos en el suelo. Ocupémonos de que cada vez que un paciente llegue a un centro sanitario, además de no importarnos su condición, le demos el tratamiento que se merece y, también, cuando se lo merece.

Por SUR.es

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)