Wilders ve vida más allá de la UE

Plan del líder populista holandés para sacar a los Países Bajos de la Unión

La Vanguardia, BEATRIZ NAVARRO Bruselas. Corresponsal, 07-02-2014

Wilders (50) defiende la salida de Holanda de la UE para recuperar el florín y para “impulsar la economía” y “abrir camino en nuevos mercados”. Wilders aspira a prohibir el Corán y a deportar islamistas radicales.

El líder populista holandés Geert Wilders apeló ayer al bolsillo de sus compatriotas para convencerlos de que fuera de la Unión Europea vivirían mejor que dentro.
PATRICK POST / AP
Viva la NExit. Geert Wilders presentando ayer en La Haya el informe que, según él, le avala para proponer la NExit, o “Netherlands exit”, la salida de Holanda de la UE
“Este informe es la mejor noticia para Holanda en mucho tiempo”, proclamó Wilders al presentar las conclusiones de la consultora británica a la que encargó determinar cuáles serían las consecuencias de que el país abandonara no sólo el euro, sino también su detestada Unión Europea.
“Salir de la UE no sólo nos devolvería la soberanía nacional, sino que impulsaría la economía holandesa ahora y en el futuro”, celebró, cuando quedan sólo cien días para unas elecciones europeas que, según los sondeos, va camino de ganar.
En el escenario ideal dibujado ayer por Wilders en La Haya, Holanda recuperaría sin grandes sobresaltos su querido florín, la economía crecería más, las empresas mantendrían su acceso al mercado europeo y se abrirían camino en nuevos mercados, los hogares ganarían en poder adquisitivo… “Seamos honestos: también hay desventajas, como los costes de transición”, admitió el líder del PVV (Partido por la Libertad, islamófobo, xenófobo y eurófobo). Pero, a su juicio, los riesgos son manejables y “no pesan mucho frente a las enormes ventajas económicas y financieras” a largo plazo.
El estudio fue acogido con enorme escepticismo por el resto de los partidos políticos, casi todos proeuropeos aunque críticos con la actual forma de la UE. Holanda es sinónimo de comercio internacional y debe un 30% de su riqueza a las exportaciones, y si en 1951 se sumó al proyecto de crear la Comunidad Europea del Carbón y el Acero (embrión de la actual Unión Europea) fue en buena medida por su interés en crear un mercado interior fuerte.
“Holanda es una potencia económica en Europa, ganamos gran parte de nuestros ingresos en el comercio con países de la UE y por tanto tenemos mucho interés en que exista un mercado interior sin trabas, lo que implica tener una misma moneda. No hay ninguna razón para lanzarnos a una nueva aventura”, respondió a Wilders el ministro de Economía, Jeroen Dijsselbloem, poco impresionado porque el informe haya sido elaborado por la consultora Capital Economics. “Dice lo que Wilders ya pensaba”.

Entre las ganancias que destaca el informe figura dejar de contribuir al presupuesto de la UE, recuperar el control sobre la política monetaria, no contribuir a más rescates de la zona euro, poder decidir qué tipo de inmigración pueden entrar en el país, negociar acuerdos comerciales con terceros países… Habría consecuencias negativas a corto plazo, sí, pero a veinte años vista los hogares verían aumentada su riqueza en hasta 10.000 euros. Y fuera de la UE, sostiene, la economía crecería en diez años un 10% más que si siguiera dentro (una mejoría no especialmente espectacular pero que indica que Holanda podría vivir fuera del club).

Algunas voces advirtieron ayer que el estudio se basa en algunas presunciones que pueden resultar erróneas. Por ejemplo, que la transición del euro al florín no provocará una crisis financiera que obligue al Estado a salir, de nuevo, al rescate de sus bancos. O que Holanda tendrá el mismo acceso privilegiado que Suiza al mercado europeo, sin tener además que asumir las normativas técnicas de la UE que Wilders tanto aborrece. “Una pista: no somos suizos, noruegos ni chinos”, le recordó su compatriota Neelie Kroes, comisaria europea.
Serán los holandeses quienes expresen en las urnas, a finales de mayo, su opinión sobre las propuestas. Aunque irrealizables ahora mismo porque el resto de los partidos son mayoritariamente proeuropeos, los cantos de sirena sobre las ventajas de abandonar la UE resultan atractivos para un número creciente de ciudadanos descontentos con la marcha de la economía, los efectos del estallido de la burbuja inmobiliaria y los recortes aprobados por la coalición de gobierno que forman liberales y socialdemócratas.
La crisis ha convertido a muchos otros países europeos en terreno fértil para los partidos que abogan por recuperar soberanía nacional mediante el abandono del euro o de la UE, como proponen Beppe Grillo en Italia, Marine Le Pen en Francia o Neil Farage (UKIP) en el Reino Unido. El fuerte peso poblacional de estos países puede contribuir a que la próxima Eurocámara tenga un alto número de escaños ocupados no ya por euroescépticos, sino por eurófobos y xenófobos.
Algunos, además, planean formar un grupo parlamentario común, lo que les daría acceso a más financiación y medios para hacer oír sus ideas. Wilders y Le Pen formalizaron su alianza en noviembre. El UKIP rechaza colaborar con ellos pero, según la líder del Frente Nacional, se trata de mera retórica electoral y tras las elecciones sus eurodiputados harán frente común contra la UE desde las mismas filas.

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