TEMPORAL de olas EN EUSKADI
Una foto costó la vida a Abdu Ndiaye, engullido por una ola gigante en Ondarroa
El marinero senegalés de 43 años que acababa de regresar de su país, intentaba captar la imagen de un pesquero desde el exterior del muelle cuando fue alcanzado por un golpe de mar
El Correo, , 29-01-2014El temporal que ayer azotó el Cantábrico se cobró una vida en Ondarroa. La imprudencia unida a la violencia de un mar embravecido fueron un cóctel explosivo que segó en apenas unos segundos la vida de Abdu Ndiaye, un marinero senegalés de 43 años que hacía apenas dos semanas que había regresado a la localidad vizcaína tras visitar a su familia en su país de origen. A pesar de que el acceso a la zona portuaria más expuesta al temporal permanecía cerrado, el fallecido tentó al destino y se acercó hasta el exterior del muelle, donde la figura de una virgen despide a los arrantzales cuando salen a faenar. Su objetivo era inmortalizar con la cámara a un pesquero que, desafiando al temporal, zarpaba alrededor de las once menos cuarto de la mañana, según reconocieron testigos presenciales y sus allegados.
«Estaba sacando una foto al ‘Eguzki lore’ con el temporal de fondo para mandarlo a casa cuando, de repente, ha desaparecido tras una enorme masa de agua», reconocieron compañeros de la comunidad senegalesa asentada en Ondarroa. Su versión queda confirmada por las impactantes imágenes de vídeo que muestran la caída al mar del hombre y que se pueden ver en elcorreo.com. El golpe de mar arrastró a Abdu Ndiaye hacia la mitad de la bahía ante la angustia y los gritos de impotencia de los vecinos que se habían arremolinado en las cercanías de la playa para presenciar el espectáculo del oleaje. Varios testigos alertaron de inmediato a SOS Deiak, que activó el dispositivo de seguridad, en el que intervinieron la Policía Municipal, Ertzaintza, Cruz Roja del Mar y Salvamento Marítimo.
Las olas no tuvieron compasión del pescador. «En unos pocos segundos casi le llevan contra las rocas del paseo marítimo», detallaron varios testigos. En su intento por sobrevivir, Abdu Nadiaye logró quitarse la chaqueta que llevaba en el momento del accidente. Sin embargo, «de pronto, quedó inmóvil y enseguida aparecieron los de Salvamento», explicaron. Tras sacarle del agua, miembros de la Cruz Roja le trasladaron en una lancha al mismo muelle, donde le practicaron maniobras de reanimación cardiopulmonar mientras un helicóptero de Osakidetza permanecía preparado para trasladarle de forma urgente al hospital de Galdakao.
Los intentos de los sanitarios para reanimarlo durante más de una hora resultaron baldíos. Alrededor de la una del mediodía los servicios médicos certificaron el fallecimiento del hombre, cuyo cadáver permaneció en dependencias portuarias hasta que se decretó el levantamiento judicial. Un hermano de Abdu Ndiaye, que también trabaja como arrantzale, se hizo cargo de los trámites. La noticia causó una profunda conmoción en la extensa comunidad senegalesa, que comenzó a preparar una campaña de recaudación de fondos para ayudar a la familia de cara a costear la repatriación del fallecido.
Barandilla arrancada
Al margen de esta terrible pérdida, el temporal barrió la costa vasca sin ocasionar grandes desperfectos. La prevista magnitud del oleaje hizo temer lo peor pero, afortunadamente, el ímpetu de las mareas no se cobró esta vez un excesivo peaje de daños materiales en tierra firme. Se cumplieron las previsiones y las olas rozaron los ocho metros de altura significante. Por la mañana, la agencia meteorológica estatal, Aemet, decidió elevar la alerta del nivel naranja al rojo, el máximo posible ante un riesgo considerado extremo. Los responsables de Euskalmet, sin embargo, optaron por mantener la alarma en un rango intermedio por entender que «era suficiente, ya que la situación estaba remitiendo», apuntó el jefe de Meteorología, José Antonio Aranda.
Las precauciones adoptadas por titulares de bajos o garajes contribuyeron a minimizar los daños. Como en Zarautz, donde los hosteleros del malecón protegieron sus negocios con placas de metal o madera, mientras SOS Deiak cerraba a los peatones el acceso al paseo marítimo. Las olas volvieron a entrar hasta la Parte Vieja donostiarra, donde el Ayuntamiento había despejado de coches la zona cercana al Paseo Nuevo y retirado los contenedores; mientras en el acceso a la plaza Zuloaga una barricada de sacos terreros trataba de frenar el avance del agua mientras la apertura de las arquetas permitía desaguar con más rapidez. Aún así, todas las precauciones adoptadas por el Ayuntamiento de San Sebastián no pudieron evitar que la violencia del oleaje arrancase de cuajo parte de la barandilla del puente del Kursaal, que quedó cerrado al tráfico.
En la localidad vizcaína de Getxo, Protección Civil cortó el acceso desde el restaurante La Ola hacia el Puerto Viejo de Algorta. Agentes municipales controlaron permanentemente durante todo el día el muelle de Ereaga y el paseo desde la playa de Ereaga hacia el Puerto Viejo para impedir el paso en caso de que las condiciones meteorológicas empeorasen. Para hoy se espera que la situación en el mar amaine; aunque Emergencias mantiene un aviso amarillo por olas de entre 4y 5 metros.
En la tarde de ayer, la mar de fondo dejó paso a la mar de viento. Fuertes rachas se desataron tanto en la costa como el interior. En la localidad vizcaína de La Arboleda, los sensores de Euskalmet midieron una de 110 kilómetros por hora y otra en Matxitxako de 105.
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