La bici, un medio de integración

La oenegé Bicicletas sin Fronteras prevé entregar este año unas 5.000 a personas sin recursos

La Vanguardia, SÍLVIA OLLER Vilablareix, 24-01-2014
Para el joven gambiano Sanku Sumbundu la bicicleta es mucho más que un medio de transporte. Es también una herramienta social, laboral y de integración De lunes a viernes, Sanku, que el mes que viene cumplirá 25 años, cubre en bici los diez kilómetros de distancia que separan Masarac –el municipio en el que vive– de la estación de Figueres, donde coge un tren en dirección a Girona. Desde allí, unos minutos más de pedaleo hasta llegar a su puesto de trabajo en Vilablareix, donde hay un centro especial de trabajo dedicado al premontaje y montaje de bicicletas que emplea a más de una veintena de personas con riesgo de exclusión social (parados de larga duración, jóvenes tutelados…) o con problemas de discapacidad. Aunque su turno de seis horas empieza a las 13 h, Sanku siempre anticipa su llegada. Le gusta trabajar. “Cuanto más, mejor. Nunca es suficiente”, dice, esbozando una sonrisa.

INMA SÁINZ DE BARANDA El joven maliense Ousman Cissé, de 21 años, se encarga de ir reparando las bicis que llegan a la entidad

La vida de Sanku ha dado un vuelco en poco más de un año. En abril del 2012 el exempresario Romà Boule fundó Bicicletas sin Fronteras, con el objetivo de recuperar bicis viejas que luego reparan, repintan y destinan a personas sin recursos. De ser el único trabajador de la oenegé Bicicletas sin Fronteras por esas fechas, Sanku ha pasado a compartir techo de trabajo con una veintena de personas más. La oenegé, que ayer se constituyó en fundación, da trabajo a tres personas que se encargan de ir reparando las bicis, aunque el resto también echa una mano en la puesta a punto de las bicicletas que entrega la oenegé durante los periodos de menor producción. El responsable social de la fundación, Albert Rosa, hace un seguimiento de los trabajadores y les ayuda para que su inclusión en el mercado laboral se lleve a cabo con éxito.

Bicicletas sin Fronteras ha repartido desde su creación un millar de vehículos de dos ruedas a países como India, Burkina Faso, Mali, Honduras y España. Y la previsión para este año es entregar otras 5.000 bicis a personas necesitadas. En dos semanas, la entidad se desplazará a la ciudad india de Anantapur, donde harán entrega de 300 bicis a niñas que han finalizado ya la escuela obligatoria para que puedan desplazarse a estudiar al instituto. “La educación de estas niñas da un salto importante. Para ellas, tener una bici es como conseguir una beca”, afirma Boule, quien añade que todas las entregas internacionales que han hecho hasta el momento tienen como destino niños y adolescentes que deben desplazarse un mínimo de seis kilómetros para estudiar. En España, se han beneficiado, entre otros, niños del barrio del Raval de Barcelona, centros de recogida de menores, reclusos en semilibertad de la prisión de Burgos que la emplean para ir a buscar trabajo a la ciudad o extoxicómanos de Sevilla que tienen un huerto ecológico y que usan este medio de transporte para ir a vender sus productos. “La bici es integración y permite al adulto desarrollar su proyecto de vida”, agrega. La solidaridad ciudadana –que llega de todos los puntos de España– inunda los cuatro almacenes de la oenegé, donde hay 700 bicis esperando ser reparadas.

El sueño de los impulsores de la fundación es que algún día alguno de los trabajadores del taller pueda llegar a crear su propio negocio en su país de origen. Ousman Cissé, de 21 años, originario de Mali, podría ser el primero. “Me gustaría enseñar todo lo que sé, lo que otros me han enseñado a mí. Y estaría bien poderlo hacer en mi país”, señala este joven que llegó a España con 16 años en una patera. “Cuando esto ocurra habremos cerrado el círculo”, afirman orgullosos Rosa y Boule.

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