«¡Qué! ¡Vas de chulo! ¡Yo soy dominicano de pura cepa!». De este manera, según relató un testigo presencial, fue increpado un colombiano a la salida de la discoteca Río Latino instantes antes de sufrir la ira de cinco jóvenes oriundos de la República Dominicana a los que no debió gustar que su interlocutor contestara: «Y yo colombiano».

Poco más de un año después de la madrugada de aquel 8 de diciembre del 2012, los cinco agresores han sido condenados a un año de prisión como coautores de un delito de lesiones. Además, solidariamente tendrán que indemnizar a la víctima con 14.608 euros, toda vez que la brutalidad de los golpes hizo que tuviera que ser intervenida quirúrgicamente para colocarle una placa metálica en el cráneo.

Según refiere la sentencia, «los cinco acusados, actuando de común acuerdo y movidos por el ánimo de causarle un menoscabo a su integridad física, procedieron a golpear a la víctima, quien cayó al suelo, propinándole patadas y empujones».

Unos y otros se conocían de antes, tal y como puso de manifiesto la exnovia de la víctima en la sala de vistas. Esta aseguró que no tenía enemistad alguna con los imputados y que, de hecho, se los encuentra a menudo por Pontevedra «sin que pase nada».

Tanto esta joven como el otro testigo de cargo precisaron que la agresión fue cuestión de apenas unos segundos.

Los magistrados descartan que existan indicios de que el denunciante se encontrase ebrio en el momento de ocurrir los hechos o que las lesiones que sufrió – traumatismo cráneo encefálico, policontusiones, fractura del maléolo peroneo derecho y rotura de ligamento deltoideo del tobillo derecho – pudiesen relacionarse con una caída accidental derivada del consumo excesivo de alcohol. En este sentido, recuerdan que «en el informe del Hospital Miguel Domínguez se indica que a la exploración el lesionado estaba consciente y orientado, sin referencia alguna en todos los datos de la exploración a un posible estado etílico».