El tribunal del jurado encargado de juzgar a un hombre acusado de arrojar al mar en Zarautz a su hija de 18 meses ha encontrado al procesado culpable de un delito de asesinato, así como de otro de amenazas a su exmujer.

El jurado ha emitido el veredicto a últimas horas de esta tarde, en la Sección Primera de la Audiencia de Gipuzkoa, tras unas deliberaciones que se han prolongado durante dos días, después de que uno de sus miembros se sintiera indispuesto y tuviera que ser reemplazado por uno de los dos suplentes.

Al término de la lectura del veredicto, ha tenido lugar una vistilla en la que las distintas partes han adaptado sus solicitudes de pena a las circunstancias declaradas probadas por el jurado, que también ha apreciado en este caso las agravantes de parentesco y de aprovechamiento de las circunstancias de lugar y tiempo por parte del procesado, quien no obstante se ha beneficiado de la atenuante de haber tenido sus facultades intelectivas ligeramente afectadas por el consumo de alcohol y la leve esquizofrenia que padece.

De esta manera, la Fiscalía y la acusación popular, que ejerce la asociación Clara Campoamor por medio de la letrada Cristina Ramos, han demandado una condena de 22 años para el imputado, de nacionalidad marroquí, mientras que la defensa ha pedido que se le imponga la pena mínima por los dos delitos de los que ha sido encontrado culpable.

Semejanzas

En su veredicto, el jurado ha coincidido plenamente con la tesis del Ministerio Público que enmarcó los hechos en una discusión entre el hombre y su pareja, ocurrida en el domicilio familiar de Eibar la noche del 5 de octubre, durante la que el encausado advirtió a su compañera y madre de la niña, de nacionalidad rumana, de que la mataría si a la mañana siguiente continuaba en la vivienda o si se llevaba a la pequeña con ella.

La mujer no esperó a que se cumpliera este plazo y aquella misma noche abandonó, junto a su otro hijo, el piso en el que la pareja vivía de alquiler, dejando a la niña al cuidado del padre.

No obstante, al día siguiente, la propietaria de la vivienda desalojó al acusado del inmueble ya que el contrato de arrendamiento se había hecho a nombre de la mujer.

En su escrito de acusación, el Ministerio Público explicaba que el imputado pasó el resto del día “consumiendo bebidas alcohólicas” con un amigo, entre Eibar y Durango, sin prestar “atención alguna” a la pequeña que “tuvo que ser alimentada” por el otro hombre.

El acusado telefoneó en varias ocasiones a la madre de la pequeña para pedirle que se olvidara de ambos, si bien cuando la mujer le dijo que pensaba regresar a Rumanía el hombre le espetó: “Espera lo que te va a pasar, te vas a enterar. Vas a tener un final feliz”.

Ya por la noche, acudió a una chabola situada en una zona apartada de Zarautz en la que había vivido en períodos anteriores, aunque la puerta estaba cerrada y tanto él como la pequeña durmieron en un colchón que encontró en la basura.

Según la versión de la Fiscalía, durante la madrugada, el acusado despertó, tomó a su hija, descendió las escaleras que conducen al paseo marítimo y “se acercó a la zona limítrofe con el mar” al que presuntamente arrojó a la niña “con intención de acabar con su vida”.

El jurado no ha concedido credibilidad alguna a la versión que el procesado ofreció durante el juicio, según la cual perdió de vista a su hija mientras dormía en el malecón de Zarautz, modificando su declaración inicial en la que dijo que ambos durmieron en una chabola en el monte.

El juicio ha quedado este miércoles visto para sentencia, que será redactada en próximas fechas por el presidente del tribunal.