«Os prometo a todos que dentro de 10 o 15 años nos habremos librado de este Estado canalla. Después armaremos nuestra escoba con cerdas de acero y barreremos a todos esos poderosos de sus puestos». El hombre que pronunciaba estas palabras en una calurosa tarde de verano de 2006, en una Alemania enardecida por el triunfo de la selección nacional de fútbol, fue confirmado ayer como presidente del partido alemán de extrema derecha NPD. Entonces acababa de saltar a la arena política y hablaba en un pequeño mitin en Lübtheen, una ciudad de 5.000 habitantes de Mecklemburgo. Hoy ha volcado al partido hacia la vertiente neonazi más bronca y está empeñado en convertirse en eurodiputado.

Udo Pastörs, de 61 años, perteneció al prohibido en 1994 Juventud vikinga y a la Liga Alemana para la Población y el Hogar. Aprendió el oficio de relojero y trabajó para el ejército alemán antes de dedicarse a la gerencia de un negocio de compraventa de oro. Ha pasado vacaciones en Colonia Dignidad de Chile y lleva semanas recorriendo Alemania para presentar su libro, en el que narra su ascenso en el NPD.

Lo cierto es que ha sucedido en la Presidencia del partido a Holger Apfel, que dimitió en Navidad aplastado por oscuras acusaciones de acoso sexual a dos militantes de 20 años y entre rumores de golpe de estado interno. Apfel había dado al NPD un barniz más amable que Pastörs está tornando en refuerzos de acero bajo el parapeto ideológico del «patriotismo ciudadano».

Fue condenado a 10 meses de arresto por los delitos de sedición y difamación a las víctimas del nazismo a causa de sus declaraciones durante un mitin electoral en 2009, en el que habló de Alemania como de una «república judía», llamó «nariz torcida» al presidente de la Reserva Federal y se refirió a los inmigrantes turcos como «cañones de semen». En 2012 tuvo que pagar una multa de 6.000 euros, pero en el NPD estas sentencias se exhiben como condecoraciones. Una tercera parte de los cargos del partido tienen antecedentes penales y más de la mitad han sido condenados por expresiones públicas de este talante, y esos son precisamente los que han apoyado el liderazgo de Pastörs.

Más de 10.000 manifestantes en Magdeburgo y otras 40 marchas de protesta en otras ciudades alemanas reaccionaron ayer a la celebración del congreso del NPD en un romántico hotelito de Kirchheim en el que el partido conformará las candidaturas para las elecciones europeas.

Pastörs quiere compaginar el liderazgo del partido con el número uno de las listas a las elecciones europeas. El NPD cuenta con un presupuesto para esa campaña electoral de 300.000 euros y con un resultado de entre el 1,5% y el 18% podría obtener dos, incluso tres eurodiputados que accederían a la dorada remuneración de 12.300 euros brutos antes de impuestos más dietas. Para asegurarse la candidatura, Pastörs ha llegado a un acuerdo con el ex presidente del NPD, Udo Voigt, él único que le podía hacer sombra y concurrirán juntos.

También quiere ser eurodiputado Karl Richter, vicepresidente hasta la dimisión de Apfel y autor del programa electoral «Europa vota a la derecha». Pero sus auténticos rivales no están en las filas del NPD, sino en las de la formación antieuro de reciente creación Alternative für Deutschland, que estuvo a punto de entrar en el Bundestag en las generales de septiembre y a la que se ha unido este fin de semana el que fuera presidente de la Federación de la Industria alemana (BDI) Hans-Olaf Henkel, en un golpe de efecto que sin duda convencerá a muchos votantes euroescépticos de derecha. Para contrarrestar este efecto, Pastörs habla de problemas sociales, no de economía, y apela a viejos valores. Sobre Hitler opina que «fue un fenómeno, ese hombre, en lo militar, lo social y lo económico», aunque reconoce que «introdujo clavijas dementes en todos esos campos».

>Videoanálisis de R. Sánchez.