EDITORIAL

Peligrosa tolerancia

La inacción ante el acoso que sufren dos ministras negras legitima el discurso racista en Europa

El País, , 19-01-2014

No es casualidad que en los últimos meses estén arreciando los ataques racistas y xenófobos en varios países europeos. El insoportable hostigamiento de que es objeto en Italia la ministra de Integración Cécile Kyenge —una oftálmóga originaria de Congo, casada con un italiano y madre de dos hijos— por parte de la Liga Norte tiene que ver desde luego con el programa xenófobo de esta formación y su oposición al principal proyecto de la ministra: conceder la nacionalidad a los hijos de inmigrantes nacidos en Italia en virtud de un principio tan antiguo como el ius soli. Pero también forma parte de una estrategia más general, en la que coinciden fuerzas de extrema derecha de distintos países, destinada a ganar visibilidad de cara a las elecciones europeas. Esa es la razón de la estridencia con que la Liga Norte fustiga a la ministra, hasta el punto de publicar los actos que tiene programados para que sean boicoteados.

Lo grave de esta situación es la escasa reacción que estos hechos provocan. Que un cargo público como el vicepresidente del Senado se atreva a compararla con un orangután, o que un europarlamentario se permita decir que estaría “mejor de criada que de ministra” sin mayores consecuencias, implica un peligroso mensaje de tolerancia hacia este tipo de actitudes. De la tibieza de la reacción se ha quejado también la ministra francesa de Justicia, Christiane Taubira, nacida en la Guayana francesa, objeto de constantes insultos racistas.

Tratar estos asuntos como si fueran meras anécdotas es un gravísimo error. Trivializar las expresiones de racismo es contribuir a legitimar el discurso del odio al diferente. Fuerzas populistas y xenófobas están recurriendo de nuevo a la estrategia de crear enemigos interiores y exteriores contra los que dirigir el miedo de la gente al futuro, y la inseguridad que genera una sociedad cada vez más injusta y desigual. No se pueden aceptar como meras opiniones lo que son flagrantes delitos, ni tolerar como si fuera una inocua confrontación de ideas los embites del racismo y la xenofobia. Varios de los partidos que siguen esta estrategia están concertando un “asalto a las instituciones” en las próximas elecciones europeas, con el objetivo de combatir desde dentro el proyecto de avanzar en la integración. Defender el proyecto de la Unión Europea exige poner diques en cada país a un discurso que lo que en realidad quiere es destruir los valores de igualdad, justicia y solidaridad en los que se fundamenta el proyecto europeo.

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